11.6.13

De empinar o clavar los codos

Esta entrada va dedicada a mis alumnas/-os (ellas son más) de Literatura Universal.  Aunque hemos hablado poco de ella en clase, no vayáis a soltar a la ligera en Selectividad que Baudelaire escribió sus truculentos y tristes poemas bajo el efecto de la absenta, también llamada el "hada verde".  Tenemos polémica.

Es verdad que se hacía con la planta llamada ajenjo o "hierba santa", cuyo nombre científico esa artemisia absinthium, y que su aceite concentrado podía ser venenoso.  Semejante nombre griego le viene de Artemisia, diosa protectora de partos y embarazos (una de las propiedades medicinales del ajenjo es la regulación de la menstruación). También es cierto en alemán esta planta se llama Wermutkraut, de donde el vermú de toda la vida, pero esa es otra historia.

El caso es que, según parece, se han analizado botellas de absenta del siglo XIX y no hay rastro de sustancias psicoactivas.  De modo que lo que llevaban Baudelaire, Rimbaud, Poe, Verlaine, Hugo y Wilde era lo que popularmente se conoce como una tajada, melopea, borrachera o ciego vulgar y corriente, provocado por el 80% de alcohol que llevaba el líquido de marras.

Así pues, la moraleja es que la literatura no es fruto de la química, lo mismo que vuestras notas de Selectividad no deben serlo de ingentes cantidades de café o demás psicoayudas que encontréis por ahí.  Miraos los codos. Si están enrojecidos, vais por el buen camino.
Ánimo, que ya queda poco (menos).
Hala, seguid estudiando.

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