29.3.12

Hokusai y el manga

Una vez cumplidos esta mañana los servicios mínimos, he dedicado la tarde al ocio ínfimo.  Entre otras lecturas he repasado un libro de dibujos de Katsushika Hokusai (1760-1849) que compramos en el Museo internacional del manga de Kioto.  Junto a sus famosos grabados como la Ola de Kanagawa, este casi contemporáneo de Goya (1746-1828) realizó dibujos humorísticos populares que se vendían en pequeños libritos de mano, antecedente inmediato de los tebeos y los mangas actuales.  Me he entretenido en fotografiarles con el móvil algunas de estas ilustraciones que sorprenden por su modernidad y sarcasmo. No se ve muy bien, pero es que el escáner está siendo usado como repisa para una gran cantidad de documentos y artefactos.

Cadavéricas damas y escuálidos músicos.

Ignoro qué leyenda o aventura mítica se relata en estos dibujos.

Colección de máscaras de teatro.

Luchadores de sumo.

Tortícolis me da de ver estas dos viñetas.


Mucho me extrañaría que Giacometti no conociera estos dibujos.

La famosa trampa para ratones de la zanahoria erótica.

Y el señor Matt Groening, ¿vería esto antes de ponerse a pintar a la famlia Simpson y sus vecinos?

27.3.12

Huelga decir...

...que la próxima huelga que han convocado los sindicatos le parece justificada a mucha gente, incluido yo y, si me apuran, los empresarios y el mismísmo gobierno.  Hace unas semanas el presidente asumió que era normal que se convocara esta protesta.
...que el noventa por ciento (o más) de los que van a secundar el paro no ha leído la famosa reforma laboral.  No importa; otros lo han hecho por ellos.  Para eso les pagan (las cuotas).

Creo recordar que nunca he estado en huelga en los aproximadamente veinte años que llevo trabajando. Y no por falta de ganas, sino porque siempre he estado de servicios mínimos, controlando a los que sí (o no) se ponen en huelga.
Las huelgas generales se han convertido en una especie de plebiscito popular difícil de cuantificar.  Y hablando de popular, si el pueblo estuviera tan en contra de las medidas que ha tomado este gobierno, ¿por qué lo votó hace apenas unos meses?
En esta ocasión creo que lo que se va a poner a prueba es la credibilidad de los sindicatos.  En la última lo que se sopesó más fue la ecuanimidad de los medios de comunicación afectos al gobierno, con aquel famoso reportaje de la calle Serrano, donde todas las tiendas de Louis Vuitton y Cía. estaban abiertas de par en par, o sea.  Menos mal que después se tuvieron que disculpar con ce-ce-o-o delante de todo el mundo.  Fue un momento memorable de la historia reciente de España, junto con la imagen de los tricornios folklóricos en el congreso y la muerte de Chanquete.

25.3.12

¿Qué horas son?

Dicen que fue a Benjamín Franklin, el padre del pararrayos, el catéter urinario y las lentes bifocales, al que se le ocurrió cambiar los relojes una vez que estuvo en París y observó que sus habitantes ahorraban velas levantándose más temprano. No se impuso la idea hasta la primera Guerra Mundial para ahorrar carbón y se internacionalizó durante la crisis del petróleo de 1973.
A fecha de hoy no está nada claro que la economía salga beneficiada con este desconcierto. Un estudio del Instituo Nacional de Estándares y Estadísticas de Estado Unidos, realizado en 1976, no pudo cuantificar ningún tipo de ahorro con el cambio al horario de verano. Por el contrario los gastos psíquicos son evidentes. Calculo que perdemos unos veinte minutos durante la semana en la que se produce el cambio preguntando o respondiendo a preguntas como "Pero ¿ahora qué hora es?", "¿Tú has cambiado el reloj de la cocina?"; "Entonces, ¿cuándo me tengo que tomar la pastilla?"; o excusas como "Profe, es que mi madre no cambió mi despertador y me he quedado dormido/-a".  Es un jetlag ínfimo, pero masivo.  No sé cómo lo llevarán los habitantes de Brasil, que en el sur cambian la hora y en el norte no, lo que también ocurre en Australia y en algunas regiones de Canadá o de México. En África y casi toda Asia (Rusia incluida) pasan del tema.
Pocos recuerdan ya que en octubre nos regalaron una hora de sueño. Lo que importa ahora es la que nos acaban de robar.
Lo único bueno de todo esto es que, Como en Japón no hay horario de verano, pues ahora estoy una hora más cerca de Kioto.

NOTA PARA PROFESORES DE LENGUA: En español existe una expresión hiperbólico-teológica de rabia, desagrado o sarcasmo, que se usa ante situaciones de flagrante caos o descontrol: "¡Aquí no sabe ni Dios la hora que es!". 


NOTA SOBRE LA ENTRADA ANTERIOR: Pido perdón por confundir "cómo" con "dónde" cuando traduje al gran Bob Dylan. Estaría cansado o aturdido. Y eso que todavía no habían cambiado la hora.

24.3.12

Los nombres de las cosas

Todo el que ha estudiado "Historia sagrada" sabe que el mundo comenzó porque Dios lo nombró.  Dios dijo hágase esto y esto se hizo, hágase lo otro y se hizo lo otro, etc.  La segunda parte de este proceso la contó Bob Dylan siglos más tarde en una cancioncilla pegadiza que compuso cuando se convirtió del judaísmo diletante al cristianismo redentor:

He saw an animal up on a hill 
Chewing up so much grass until she was filled. 
He saw milk comin' out but he didn't know how. 
"Ah, think I'll call it a cow.



Vio un animal sobre una colina
masticando mucha hierba hasta que se llenaba.
Vio salir leche, pero no sabía cómo.
Ah, pienso que lo llamaré vaca.
(trad. de un servidor)
Nota: en español como "cómo" no rima con "vaca", pues la estrofa no tiene la más mínima gracia (divina ni humana).


Albergamos la creencia ancestral de que los nombres no es que creen la cosas (quién sabe), pero al menos las condicionan.  Llega un nuevo ser al mundo y ahí que van los padres a consultar libros, gurús y webs para que el futuro de su descendencia no quede marcado por el estigma de llamarse Eduvigis o Pancracio, ni Pepe, siquiera, ni Anita, que es nombre de niña buena y bien peinada.  De ahí los Kevincostners y compañía que surgen de vez en cuando.
De modo que la cosa de la arbitrariedad del signo lingüístico que pregonó el padre de la lingüísitica (Ferdinand de Saussure) se tambalea y hace aguas por diversos flancos.
Cuenta Fernando Beltrán (el poeta mejor pagado de España), dueño y creador de "El nombre de las cosas", empresa dedicada al naming de otras empresas, que lo persiguen por cenas y saraos los dueños de éstas para que les ponga un nombre nuevo: "Ponme un nombre, por favor" dice que le piden, "bautízame, te lo suplico, en el nombre del padre...".  El mercado ha entendido perfectamente que una carnicería que se llame "El descuartizador sangriento" va a vender menos filetes que si se llama "Filetalia" o "Meating point".  Cuentan que en Estados Unidos se derribó el impuesto de sucesiones cuando ciertos políticos consiguieron que se lo conociera como el impuesto de la muerte.
Viene al caso esta reflexión porque el otro día intentaba hacer ver a mis alumnos de doce años (¡) la validez de la poesía, entendida como la actividad más exacta y aparentemente inútil que se puede llevar a cabo con el lenguaje.  Para aportarle un poco de dignidad contemporánea, les dije que existía un señor (el citado Fernando Beltrán) que se ganaba la vida (exageré un poco y les dije que ganaba millones) simplemente inventado palabras.  Los pobres se quedaron como pensando quién era más tonto si ese inventor de palabras, si los que le pagaban por inventarlas o yo por contarles (o inventarme) semejante despropósito.
Es lo que tiene esta profesión: uno va como clamando en el desierto, esperando que una de las mil semillas que lanza al aire germine algún día.  Una de cada mil, que es, más o menos la proporción de personas interesadas por la poesía en este mundo cruel y prosaico.

21.3.12

Millás, Tokio y yo


He aquí una copia fidedigna de la última entrada del blog "Paralelo 36º" (Osaka):

Queridos lectores:
Ha sucedido lo que podríamos pensar que iba a suceder.  Me he familiarizado tanto con Japón que se ha detenido mi escritura en este blog.  He estado ya dos veces ahí desde la última entrada y apenas he contado nada.  En navidades y fin de año visité Kioto y Amanohashidate (http://montecoronado.blogspot.com/2012/01/amanohashidate-i.html) donde la nieve apenas dejaba caminar a los pocos turistas que andábamos por las calles.  Hace poco he estado dos semanas y he paseado mucho por Arashiyama (http://montecoronado.blogspot.com/2012/02/paseo-por-arashiyama.html; la casa de los pérsimos caídos: http://montecoronado.blogspot.com/2012/03/la-casa-de-los-persimos-caidos.html) y por el centro de Kioto (http://montecoronado.blogspot.com/2012/03/viendo-llover-sobre-kioto.html ; http://montecoronado.blogspot.com/2012/03/pateando-kioto.html) y estuve en el museo internacional del manga (http://montecoronado.blogspot.com/2012/03/unos-pasos-de-karasuma-oike-en-kioto-se.html). 
No es que no siga admirándome la forma de vida, la belleza de los paisajes, el saber estar y hacer de los japoneses, es que ya los tengo tan interiorizados que entiendo ese país ya casi como una parte de mí mismo.  Así que estoy comenzando a convertirme en un poco más japonés, en el sentido de que ya no enfatizo tanto las bondades de esa tierra.  Humildemente callo y otorgo el beneficio de la duda a muchos españoles, quienes, de manera más o menos velada, sospechan que oculto información, que exagero lo positivo o que minimizo los defectos.  
Y estando enredado en estos pensamientos, hace una semana me sorprendió otro español que ha visitado por primera vez Japón.  Se trata de un escritor mucho más famoso e importante que yo, Juan José Millás, el cual ha publicado en el suplemento dominical de El País, un extenso reportaje sobre Tokio y Fukushima.  Me ha hecho pensar no tanto en Japón, como en la impresión que ha causado en él y, por extensión, en la que causó en mí cuando hace varios años llegué precisamente también a Tokio.  Millás hace mucho hincapié en el neón, en la modernidad, en las lolitas de Harajuku, en las yukatas que ve como camisas para locos, en la extravagancia de los pachinkos, en el anonimato de las masas que cruzan por Shibuya...  Extrañamente esas cosas no me impresionaron tanto como el silencio, el orden y la elegancia con que desapareció la cola de revisión de los pasaportes en el aeropuerto de Narita.  Más me llamó la atención el teatro Kabuki, el Noh, Rioanji, el Gion Matsuri, el niño que viajaba solo en el shinkansen, la paz sin nombre de los pinos de las islas de Matsushima (perdón por la redundancia, ya sé el suficiente japonés como para saber que Matsushima significa isla de pinos), los niños de Kioto buscando escarabajos encaramados a un árbol, la amabilidad infinita de Keisuke y de su vecina profesora de shodo, aquella niña que se desvió casi un kilómetro para llevarnos de vuelta al hotel Hagoromo en Shizuoka, la intensa tranquilidad del riokan de Oishida o el Momijiya, la diligencia de aquella limpiadora de Hiroshima, que recorrió toda la estación para buscarnos una taquilla vacía...  Hay tantas y tantas imágenes de Japón que se anteponen a la visión futurista de Ginza, Shinjuku y Roppongi.  
Estoy empezando a temer que muchos detalles, muchas anécdotas, muchas impresiones corran el riesgo de perderse.  Espero que no.  Espero algún día tener el tiempo y la capacidad suficientes para poder comunicar al resto del mundo lo que es (o lo que yo pienso que es) Japón.

20.3.12

La primavera ha venido

A modo de marcador temporal aquí va este viejo poema de Múltiplos de uno:


     CONSAGRACIÓN  DE LA PRIMAVERA


     La primavera ha venido
     desde el fondo del invierno.
     Trae las flores de colores
     y los vuelos azarosos
     de las negras golondrinas
Cerezos en el lago Biwa, cerca de Kioto (2011)
     que desayunan mosquitos.
     También trae estas alergias
     al polen de los olivos,
     al del plátano oriental,
     a los versos octosílabos
     y a los poetas sin novia.

     La primavera ha venido.
     Todos saben a qué ha sido:
     a que nazcan nuevos higos,
     a que se alteren los plasmas
     y a que Stravinsky y Vivaldi
     toquen piano y violín
     junto a fuentes atestadas
     de turistas en camisas
     que se miran el ombligo.


Y este otro de A estas alturas:


     CONSEJO VITAL


     Como a estas alturas
     comienza ya a preocuparte
     el otrora tan lejano, tan ajeno asunto,
     me regalo y te regalo un buen consejo:
     procura morir en primavera.

     Que el último día de tu existencia
     amanezca adornado
     por fragancias y brisas tibias.

     Que en tu entierro
     luzca un sol generoso y amable,
     que una orquestina de grillos
     marque el paso de tus deudos
     entre arriates recién regados.

     Que abejorros desvergonzados
     zumben bajo las pamelas
     de tu antiguas amantes.

     Que ninguna tormenta
     sacuda los corazones más o menos contritos,
     que ninguna niebla,
     ninguna nevada
     impida el acceso al camposanto
     de los coches recién adquiridos de tus viejos amigos.

     Que la noche que te velen
     huela a espliego y mejorana,
     y los dolientes desempolven
     consabidas consignas consolatorias,
     mientras las salamanquesas
     esperan junto a las farolas a la incauta polilla.

     Aunque a esas alturas
     poco te incumba a ti
     tu propia muerte y sus aledaños,
     procura morirte en primavera.
     Así tu ausencia será más leve
     entre tanta vida.


19.3.12

Pepe, la Pepa y el PP

No salgo de una perplejidad y me meto en otra.
Se nos quiere vender en estos días algo así como que la constitución de 1812 fue una reacción democraticista del valeroso pueblo español contra la tiránica opresión gabacha.
Perplejidad primera: ¿Acaso hemos olvidado que fueron las tropas napoleónicas (y el dispépsico rey te tuvimos unos años) quienes trajeron aires de libertad y, entre otras cosas, abolieron la Inquisición?
España sufrió durante más de un siglo la dicotomía esquizofrénica de ser española o ser moderna, de ser casticista o ser democrática, de "vivan las caenas" o "viva la libertad".  Lo malo de aquellas ideas renovadoras (que empezaron con los borbones en el siglo XVIII) es que venían de Francia y eso, ya se sabe, en España no suele sonar muy bien. Pregúntenle a Larra y a otros a los que, por querer democratizar España, llamaban "afrancesados".
Perplejidad segunda: ¿Cómo puede ser que la derecha de Andalucía pretenda hacer suya una constitución que nació con el ánimo de acabar con el absolutismo, considerar a los españoles ciudadanos, no súbditos, y derrocar gran parte de las tradiciones? ¿Es que el conservadurismo de hoy ya no es como el de antaño? Eso espero.

18.3.12

Boleros (cada vez menos) Imperfectos


Anoche Boleros Imperfectos volvieron a demostrar su valía, tesón y profesionalidad actuando ante poca, pero buena gente en un lugar (Escenario, Estepona) en el que no contaron con el apoyo de gran parte de sus fans.  Sobre todo la segunda parte del espectáculo, cuando ya habían cogido el tranquillo a la situación, brilló con luz propia, camino ya de las alturas de Les Luthiers o Académica Palanca, sus referentes más inmediatos.
El monologuista (a. Eduardo Retameto, a. el Comentador de Ocaña) se creció en la presentación de "Sevillanas boleras de la incomunicación".  El bajista ha ganado en maestría y llena más que antes las canciones con un virtuosismo que crece sin parar.  Y el conguista está reforzando su voz serena y absurda que mueve a la risa profunda, la que más efecto hace en el núcleo subtalámico del cerebro.
Las personas a las que invité (y que no sabían gran cosa de qué iba el espectáculo) me comentaron a la salida que les había gustado "pero mucho" y sintieron no haber invitado a más gente.
Ya lo he dicho otras veces y no me canso de repetirlo: este grupo se merece más lugares y más tiempo para llegar a donde se merecen.
En lo que a mí respecta como espectador, les diré que no paré de reír en las dos horas que duró el show.  ¡Eso es saber invertir seis euros y no dárselos a Lehman Brothers para que se compren yates en las Barbados!


17.3.12

Música, poesía y cintas de vídeo

He aquí los vídeos que hemos conseguido del recital que dimos en el I.E.S. Romero Esteo de Málaga el 22 de febrero de 2012:
1.- Recitado de dos poemas:
http://www.youtube.com/watch?v=8OS6t8RbK60
2.- José Miguel Ruiz interpretando "Bird on a wire" de Leonard Cohen (Eduardo Retamero al buzuk y Emilio Lobato al saxo):
http://www.youtube.com/watch?v=1wXu3Uzvguc&feature=youtu.be
3.- Eduardo Retamero interpretando "Volare":
http://www.youtube.com/watch?v=C2faMS7P8Qg
4.- Eduardo Retamero y Monticruz musicando un poema de "A estas alturas":
http://www.youtube.com/watch?v=kdWIi471WIQ&feature=youtu.be
5.- Monticruz y un servidor cerrando el recital con "Volando voy":
http://www.youtube.com/watch?v=5g7bEGCmmOM

16.3.12

Oscar Wilde y la importancia de ser imperfecto

Le debemos a la crisis la reposición en televisión de buenas películas (incluso clásicos) que, de otra manera, habrían sido aplastados y olvidados por los sucesivos estratos de la novedad.  Esta tarde me ha chafado la siesta La importancia de llamarse Ernesto, esa exquisitez verbal que nos regaló el gran (y grande) Oscar Wilde.  En el acto primero entran a tomar el té Lady Bracknell y Gundelinda, quien entabla con Jack (Ernesto en la ciudad) este pequeño diálogo:
JACK: Es usted absolutamente perfecta, miss Fairfax.
GUNDELINDA. -¡Oh! Espero no serlo, No tendría entonces ocasión de mejorar y procuro mejorar en muchas cosas.
Ya lo dijimos en otra entrada: la perfección es la muerte. Alguien que dice que "la vida es demasiado importante como para tomarla en serio" merece todos mis respetos.  Ese aire de irracionalidad vitalista me recuerda mucho al zen, con sus paradojas dinamitadoras del sentido común. Otras citas suyas con aire zen podrían ser:
-"La belleza revela todo porque no expresa nada".
-"El entendimiento destruye la armonía del rostro.  En el mismo instante en que uno se sienta a pensar, todo él se convierte en nariz".
-"No hacer absolutamente nada es la cosa más difícil del mundo.  La más difícil y la más intelectual".
-"Más veces descubrimos nuestra sabiduría con nuestros disparates que con nuestra ilustración".
Quizá no es casualidad que a lo largo de mi vida y mis lecturas me haya sentido atraído por la literatura de Wilde y por el pensamiento zen.  Quizá tengan más vinculaciones de lo que a primera vista pudiera parecer.  Lo mismo da para una tesis.  No seré yo quien la haga.  Bastante tengo con no terminar (y ni casi empezar) la mía.
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NOTA: escribo esta entrada el día antes de ir de nuevo a disfrutar del humor irreverente de Boleros Imperfectos.

14.3.12

La casa de los pérsimos caídos

Poco antes de su muerte, el maestro Matsuo Basho estuvo viviendo una corta temporada en Rakushisha, la casa de los pérsimos caídos.  Esta pequeña casi choza pertenecía a Mukai Kioray, discípulo de Basho.  Tan retorcido nombre proviene de una anécdota.  Al parecer Kioray vio que los árboles de caquis o pérsimos estaban repletos de frutos y decidió ir a venderlos al día siguiente la mercado, pero esa noche hubo una gran tormenta y por la mañana los caquis estaban todos tirados por el suelo.
Basho reflejó su estancia en Rakushisha en su diario Saga Nikki (Diario de Saga)  El haiku final del libro dice así:
        Lluvia de comienzos de verano.
       Arranco los poemas pegados a la pared.
       Arañazos, señales.
En algunas partes de los pequeños jardines hay unas hojas, lápices y recipientes para escribir haikus y depositarlos.  No escribí ninguno.  Estaría poseído por el espíritu del turista.  Otro día volveré a escribir alguno,  pero lo llevaré aprendido.

Este ingenioso sistema de bambú y agua servía para 
medir el tiempo pausado de aquellas lejanas épocas.





Para escribir haikus.


Interior de la casa.  Al fondo se ve la vara de camelia que Basho usaba como bastón.
No es la original, que está en  el templo donde está enterrado.

Reproducción tamaño haiku de la estancia de Basho en Rakushisha.

Este sombrero con tiras vegetales en la puerta significa
que el  huésped está en la casa.

Pérsimos o caquis.

13.3.12

Museo internacional del manga

A unos pasos de Karasuma-oike en Kioto se encuentra este museo que visitamos la semana pasada.  Más que museo es una inmensa biblioteca en la que se puede estar uno horas y horas leyendo/viendo mangas (en japonés), de ahí que nuestra visita fuera más bien corta.
El edificio era un colegio hasta los años ochenta. Hay algunas pequeñas exposiciones de materiales escolares antiguos y de fotos de viajes y actividades del centro.
En la segunda planta alta hay unos paneles explicando la historia del manga. Hay que tener en cuenta que la relación entre texto y dibujo o pintura en la cultura japonesa es ancestral.  De hecho en su escritura se usan ideogramas chinos o kanjis  y existe un arte de la caligrafía (shodo) con pincel, que continúa siendo una afición entre mucha gente.   En la Edad Media aparecen los Chojugiga de Toba no Sojo, que eran dibujos satíricos de animales.
Chojugiga
 Luego vino el haiga, que era un haiku con ilustración.


  Y más tarde, la pintura Ukiyoe, en la que en a veces se intercalaba texto.


Dos curiosidades nacionalistas.
1.- En la planta baja había una mampara en la que se exponían los trabajos ganadores del concurso internacional de manga.  Entre los tres finalistas había un español, de cuyo nombre no puedo acordarme, con un libro, por lo poco que vi al hojearlo, magnífico (el título contenía la palabra isla).
2.- Dentro de la sección de mangas internacionales, el destacado en español eran el tebeo de los inefables, los únicos, los admirados... Mortadelo y Filemón.  Así como subrepticiamente hice esta foto contraviniendo las normas del museo. Lo que está escrito a la izquierda es "España" en caracteres katakana.


Escultura manga del segundo piso.
Exterior del museo.

12.3.12

Escrito con jet lag

Con catorce horas de retraso por una posible avería en el avión, aquí estoy de nuevo en el país de las cortapisas.  En esta ocasión el contraste es también térmico.  La corresponsal informa de que nada más irme yo ha empezado a nevar de nuevo sobre Kioto.
Contra el negro de algunas partes se pueden ver los copos de nieve.
Mientras salgo del avión veo a en otro tubo o dedo a los afligidos noruegos camino del suyo.  Arrastran las maletas de ruedas con parsimonia o educación, añorando anticipadamente el sol que calienta la pista.

Conforme se me pase el jetlag (que aquí en Andalucía siempre hemos llamado "la torta") seguiré contando algunas visitas, anécdotas, reseñas y reflexiones de los últimos días en Kioto.
El avión iba a salir de Osaka el mismo 11 de marzo, un año justo después de aquel día aciago para la historia de Japón.  El retraso hizo que saliéramos a la una de la madrugada ya del 12.  Quizá fue un signo ignoto de no se sabe qué kamis, dioses o parcas para que no quedara todo redondo y cerrado, sino abierto, imperfecto, preparado para ser completado en el futuro.
Dejo aquí una foto a modo de metonimia de lo que me he ido encontrando en Charles de Gaulle.  Vive la Europe! Et l´Amérique aussi.


P.S.: El domingo cuando salíamos para el aeropuerto (¡tan temprano!) tuvimos algún problemilla de tráfico porque se celebraba el maratón de Kioto.  Ignoro si Haruki Murakami participó.

8.3.12

Simbología del cinturón


En los santuarios sintoístas se suelen ver elementos de la naturaleza unidos con una cuerda llamada shimenawa, que indica que ese árbol, por ejemplo, es sagrado. Los imaginólogos y simbólogos que leí cuando era joven hablan de la diversidad de significados que tienen el lazo, el nudo, la cuerda, etc., pero no quiero aburrirles con mitologías, leyendas y religiones extintas.
Lo que me ha llamado la atención es que, al volver de uno de estos santuarios, me conecto a la red y leo en los periódicos que en España tenemos que apretarnos el cinturón, metáfora, más que símbolo, eslogan casi, que viene a querer decir que la cosa está muy mala y toca recortar, sacrificarse, dar sin recibir y todo lo demás.  Poco importa que haya más ricos españoles en el top de Forbes o que se les pida hacer agujeros al cinturón de los mismos y, si no están dispuestos, pues que se vayan a Laponia a hacer juguetes para el señor barbudo de los renos.  Pues bien, estando yo en estas cavilaciones simbólico-economicistas, va un señor y aporta un matiz nuevo y sorprendente al tema del cinturón, rescatando aquella vieja amenaza paterna: "Como me quite el cinturón...".  Si no llega a ser por las palabras que antecedían a la imagen, hubiera pensado que se trataba de una rueda de prensa en algún recóndito lugar del mundo, por donde no habrían pasado el siglo XVIII, ni el XX.  Nos creíamos los docentes que el cinturón había muerto, vista la altura (o mejor, bajura) por la que iban ya los pantalones de nuestros alumnos, pero errábamos.
La correa, a pesar de estar oculta bajo las chaquetas democráticas y haberse reducido a una cinta normalmente oscura casi imperceptible, sigue siendo un objeto imprescindible del atuendo celtibérico, de más enjundia y calado que los elegantes tirantes, propios más de Wall Street y sus imitadores (Wyoming aparte).
Aquel yugo que atenazaba las flechas era el icono agropecuario o cinegético de la castiza expresión "meter en cintura".
Y ahora que me acuerdo, el domingo cuando inicie el regreso a la patria, me tendré que quitar el cinturón en el control de seguridad.  Y lo mismo se me caen los pantalones delante del personal de Charles de Gaulle.  Mon Dieu, tendré que ingerir más sushi para que sea mi propia barriga la que sostenga mi indumentaria.

OTRAS ENTRADAS SOBRE JAPÓN
OTRAS ENTRADAS SOBRE VIOLENCIA
OTRAS ENTRADAS SOBRE IMAGINARIO
OTRAS ENTRADAS SOBRE ESPAÑA

7.3.12

Tres mini-reseñas de tinta electrónica

La hora del libro electrónico se acerca a pasos agigantados, al menos en mi casa.  En una semana he tenido acceso, he leído y subrayado más que en varios meses de libros de papel.
Explorando la gran oferta de textos gratuitos (relatos, obras de teatro, novelas, ensayos...) he dado con algunas cosas interesantes que paso a reseñar muy someramente.

1.- Una colección de citas de Steve Jobs titulada Stay hungry stay foolish, de la que he entresacado algunas (traduzco a my way)
- "Muchas veces la gente no sabe lo que quiere hasta que no se lo muestras".
- "Una computadora es el equivalente a una bicicleta para el cerebro".
- "Cambiaría toda mi tecnología por una tarde con Sócrates".
- "La muerte es el invento más simple de la vida".
- "Ten el coraje de seguir tu corazón y tu intuición".
En esta última idea aflora gran parte de su formación zen.

2.- Un delicioso cuento de Herman Melville titulado "El vendedor de pararrayos".
No sé si cuando George Brassens escribió "La tormenta" estaba pensando en este relato, pero la coincidencia léxica es alta.  Si en la canción del francés el protagonista es un marido engañado, en el cuento Melville trabaja con la idea del miedo como acicate para la venta.  Se trata de una premonición de la publicidad actual, que nos advierte de robos en nuestras viviendas, dolores musculares que todavía no tenemos, acné, pensiones que no cobraremos...
(¡Qué gratos recuerdos me trae la canción de Brassens! Fue la primera, creo, que tocamos en público Talycual y, como premonitoriamente, iniciamos nuestro camino de imperfecciones equivocándonos varias veces en aquel concierto).

3.- Un pequeño ensayo de R. L. Stevenson, "Apología del ocio":
- "Los libros están bien en su estilo, pero son apenas un sucedáneo de la vida".
- "Y si un hombre se entrega demasiado a la lectura, como nos recuerda la vieja anécdota, no le quedará mucho tiempo para pensar".
- "Aquello que hacemos por placer es más benéfico que lo que hacemos por obligación".
- "Encontrar un hombre feliz o una mujer feliz es mejor que encontrarnos con billete de cinco libras".
- "Siendo felices sembramos anónimamente beneficios para el mundo, que permanecen desconocidos aun para nosotros mismos, [...] El otro día un muchacho andrajoso y descalzo corría calle abajo detrás de una piedra, con tal aire de felicidad que contagiaba a todo el que se encontraba de buen humor; una de estas personas, cuyos negros pensamientos habían desaparecido como por arte de magia, detuvo al muchacho y le dio algunas monedas a tiempo que comentaba: "ya ve lo que sucede con sólo parecer contento"".

4.- Otro ensayo de Fº Giner de los Ríos, Instrucción y educación, que está repleto de magníficas ideas que todavía no se han puesto en práctica:
- "Se nos enseñan muchas cosas --dice con frecuencia el joven--, menos a pensar ni a vivir".
- ."...la educación de nuestros tiempos padece, primeramente, por suponer que el elemento intelectual es el único que necesita racional dirección y abandonar el resto a la conciencia individual y al irregular, y a veces contradictorio, estímulo de los varios sucesos a que se fía la formación de nuestro espíritu en todas relaciones.  Y en segundo lugar, peca esa educación [...] por ser principal, casi exclusivamente, pasiva, asimilativa, instructiva, ciñéndose a imbuir en nosotros las cosas que se tienen por más averiguadas y dignas de saberse, sin procurar el desarrollo de nuestras facultades intelectuales, su espontaneidad, su originalidad, su inventiva".
- "...ya en el siglo XVII Spinoza advertía (sobre las universidades) en su Tratado político que "más para cultivar los ingenios, se levantan para oprimirlos"".
- "El niño, que detesta la escuela; el joven, que maldice los estudios graves; el Gobierno, que los proscribe de sus cátedras y hasta los persigue en ocasiones; el profesor, que repite año tras año la misma cantilena, suspirando con el alumno por la hora dichosa de las vacaciones que ha de emanciparlos de entrambos, son, después de la atonía del espíritu nacional, el más elocuente testimonio contra un orden de cosas que sólo por excepción deja de inspirar tedio".

5.3.12

Monólogo viendo llover sobre Kioto

La primavera se echa encima y empiezan a sobrar paulatinamente las bufandas.  Los montes nevados ya no captan nuestra atención.  Ahora vamos atentos a los charcos, a los paraguas que siempre se olvidan, a los minúsculos brotes de cerezos y ciruelos.
Hace un año ya que nuestra corresponsal llegó a esta ciudad.  No sé cuántos de nosotros hubiéramos aguantado tanta soledad, tanta distancia y tantos problemas de comunicación.  Ella lo ha hecho y sólo por eso merece mi felicitación y respeto.
Kioto no parece en principio gran cosa, una urbe más japonesa, con sus coches, sus cables de la luz, sus semáforos, su metro y sus taxis con los sillones forrados de croché.  Pero, como dicen varias guías y viajeros, Kioto nunca termina de conocerse.  El sábado volvíamos de Shimogamo muy tarde ya y encontramos un santuario sintoísta, abierto e iluminado, que se llama Goo.  Estaba en un lateral del palacio imperial.  No había nadie.  Vimos que por todas partes había figuras de jabalíes.  Al final supimos por un folleto en inglés que, según la leyenda, el consejero imperial Wake no Kinomaru, allá por el siglo VIII, se hirió en una pierna durante un viaje y fue escoltado por los jabalíes hasta que estuvo a salvo.  Por eso en el templo se pide para curarse de enfermedades o accidentes de las extremidades inferiores o para tener suerte en los viajes.  También había postales con una enigmática señora, que sostenía en sus brazos a un niño y que se parecía demasiado a la ínclita madre de Jesús de Nazaret.
Hoy hemos estado por la zona del castillo de Nijo, hablando de literatura argentina con una compañera de nuestra corresponsal en Kioto.  La lluvia no ha parado, pero tampoco ha molestado.
Sé que por las Españas andan ustedes ya todos casi en mangas de camisa, vislumbrando el olor de los protectores solares y los espetos.  Aquí nos tomamos unos en un restaurante la misma noche que vimos el templo de los jabalíes.  No era un merendero, pero se comía muy bien.  No había casera, pero no nos fuimos.

Sardinas asadas en un restaurante de Karasuma (Kioto)

4.3.12

Pateando Kioto

La ciudad me recibió con una leve nieve que continuó un par de días sin llegar a cuajar ni nada.  Algo así como una nieve de atrezzo, casi como para despedir al invierno.  Ya se ven los primeros y minúsculos brotes de sakura o cerezo.  Pronto esto será un festival de excursiones bajo el manto blanco de las flores que duran dos semanas y que el año pasado tuve la suerte de ver.
En este viaje la salud va acompañando más que en el anterior.  Y el tiempo también, aunque hoy se ha puesto la cosa un poco húmeda.
Anécdotas reseñables:
1.- Paseando por el bosque de bambú encontramos a un pintor de paisajes.  Nos pregunta nuestro exótico origen y resulta que el señor había estado viviendo en la Rioja y, de hecho, algunos de los cuadros que vendía no eran de Arashiyama ni el monte Fuji, sino de Sas Millán de la Cogolla.  Hablaba español a trompicones, pero era un viejecito amable que a pesar de los veinte años pasados, todavía se hacía entender en la lengua de Berceo.
2.- El día uno fuimos a la exposición de Katsushika Hokusai en el museo de Kioto, cedida temporalmente por una institución de Hawáii.
3.- El siguiente visitamos la Casa de los pérsimos caídos, que está muy relacionada con el mundo del haiku, ya que allí vivió un tiempo Matsuo Bahso y escribió en ella un diario en prosa.  El nombre de la casa proviene de que en una ocasión el dueño de los pérsimos o caquis iba a venderlos al mercado, pero la noche antes hubo una tormenta y se cayeron todos.  Esa misma tarde fuimos a Takatsuki a cenar en un izakaya con Toshie y Hiroki.  Ambiente totalmente popular con camareros dando voces y redes de pesca colgadas del techo.  Parecía el Tintero de Málaga.  Uno de los platos fue un cuarto de cabeza de atún.
4.- Hoy tocaba ir al teatro Noh.  Una experiencia inolvidable.  Cuatro horas casi de teatro minimalista hecho de música, vocalizaciones extrañas, movimientos codificados, trajes espectaculares y música étnica ultrasintética.  Otro día hablaré más detalladamente (y pondré fotos) de este teatro relacionado con el pensamiento zen y que está considerado patrimonio inmaterial de la Humanidad.

Ahí van unas cuantas fotos ilustrativas.

Piedras para pasar el río Kamogawa

Publicidad del metro de Kioto.

En muchas calles la acera es aquello que está más allá de la línea pintada en los lados.


Entrada a un izakaya de la zona de Karasuma.

Estantería de mangas en un supermercado.

La casa de los pérsimos caídos.

Aparcamiento junto a bosque de bambú.

Fieles en el santuario Shimogamo de Kioto.  Ese día se celebraba una
ceremonia para pedir por la protección de las niñas.

Desde esa plataforma se dejan en la corriente unas cestillas con muñecos para pedir por las niñas.

Monja sintoísta entre el público del mismo santuario.

Hamburguesa de atún y bonito.  Exquisita.
Al lado una sopa de no sé qué, pero que también estaba muy buena.

Santuario sintoísta junto al palacio imperial, en el que se va a pedir
para no tener enfermedades ni accidentes en los pies.