8.3.12

Simbología del cinturón


En los santuarios sintoístas se suelen ver elementos de la naturaleza unidos con una cuerda llamada shimenawa, que indica que ese árbol, por ejemplo, es sagrado. Los imaginólogos y simbólogos que leí cuando era joven hablan de la diversidad de significados que tienen el lazo, el nudo, la cuerda, etc., pero no quiero aburrirles con mitologías, leyendas y religiones extintas.
Lo que me ha llamado la atención es que, al volver de uno de estos santuarios, me conecto a la red y leo en los periódicos que en España tenemos que apretarnos el cinturón, metáfora, más que símbolo, eslogan casi, que viene a querer decir que la cosa está muy mala y toca recortar, sacrificarse, dar sin recibir y todo lo demás.  Poco importa que haya más ricos españoles en el top de Forbes o que se les pida hacer agujeros al cinturón de los mismos y, si no están dispuestos, pues que se vayan a Laponia a hacer juguetes para el señor barbudo de los renos.  Pues bien, estando yo en estas cavilaciones simbólico-economicistas, va un señor y aporta un matiz nuevo y sorprendente al tema del cinturón, rescatando aquella vieja amenaza paterna: "Como me quite el cinturón...".  Si no llega a ser por las palabras que antecedían a la imagen, hubiera pensado que se trataba de una rueda de prensa en algún recóndito lugar del mundo, por donde no habrían pasado el siglo XVIII, ni el XX.  Nos creíamos los docentes que el cinturón había muerto, vista la altura (o mejor, bajura) por la que iban ya los pantalones de nuestros alumnos, pero errábamos.
La correa, a pesar de estar oculta bajo las chaquetas democráticas y haberse reducido a una cinta normalmente oscura casi imperceptible, sigue siendo un objeto imprescindible del atuendo celtibérico, de más enjundia y calado que los elegantes tirantes, propios más de Wall Street y sus imitadores (Wyoming aparte).
Aquel yugo que atenazaba las flechas era el icono agropecuario o cinegético de la castiza expresión "meter en cintura".
Y ahora que me acuerdo, el domingo cuando inicie el regreso a la patria, me tendré que quitar el cinturón en el control de seguridad.  Y lo mismo se me caen los pantalones delante del personal de Charles de Gaulle.  Mon Dieu, tendré que ingerir más sushi para que sea mi propia barriga la que sostenga mi indumentaria.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

seguro que con lo que te gusta no sera un sacrificio.