26.11.12

Un lustro de Monte Coronado

Mañana se cumplen exactamente cinco años desde la primera entrada de Monte Coronado, una tímida reflexión sobre el problema palestino.  Desde entonces ha llovido muchohan florecido primaveras, han estallado crisis y otoños, ha habido dolor y catástrofesse han publicado libros, se han dado conciertos, se han estrenado obras de teatro, nos han dado premios, nos han recortado sueldos, han nacido grupos musicales imperfectos, unos se han ido, otros resisten, nos hemos indignado...
Pero en la historia de Monte Coronado hay una antes y un después del verano de 2008.  Desde septiembre de aquel año se sucedieron las entradas sobre Japón, hasta convertirse en uno de los temas centrales del blog, con corresponsal incluso. Algunos lectores me lo recriminan, otros lo aplauden y los más callan (¿otorgan?).  Supongo que no desagradarán demasiado los análisis que acometo esporádicamente sobre el zenla literatura, la ética y la estética japonesas o cuando avasallo con fotos de nuestros periplos por aquellas lejanas y amadas tierras.
Sea como sea, ya ha pasado un lustro y cada vez son más los lectores y lectoras que optan por invertir su escaso tiempo de ocio en leer semejantes ocurrencias y digresiones.
Gracias a todas y todos por estar ahí activa, pasiva o perifrásticamente.
Si los mayas y Apofis lo permiten, seguiremos encontrándonos en este blog que mira el mundo desde la humilde altura de una colina urbana mediterránea.



25.11.12

Otoño 2012 en Kioto

Como ya hizo el año pasado por estas fechas, nuestra corresponsal en Kioto nos envía unas impactantes fotos del esplendor de los arces, tomadas en los tempos Genko-an y Koetsu-ji de la antigua capital imperial.  Les aseguro que no he abierto el Photoshop.





















A propósito de ética y estética de la imperfección

No es la primera vez que saco el tema de la imperfección, ni será la última.  Creer que alguien ha hecho algo perfecto es una soberbia ética incomparable.  Ni siquiera Dios tuvo el descaro de planteárselo.  Dotó al hombre y a la mujer de libre albedrío para que decidieran sin comerse o no la famosa manzana.  O sea, los hizo imperfectos, inmaduros, para que tuvieran un camino que andar y/o en el que tropezar.
El universo tampoco es un sendero de rosas.  Todo apunta a que anda creándose y destruyéndose a sí mismo, generando estrellas y tragándose galaxias enteras en agujeros negros supermasivos.  Lo siento, Platón, disculpen, astrólogos, pero no hay nada de perfección ni de predestinación en el movimiento de los astros.  Aquello también es una merienda de materia oscura y misterios por resolver.
Y sobre este colchón de ideas me he tumbado un tiempo a pensar y a escribir, hasta que he dado en acumular una serie de poemas deficientes, erráticos y desechables, ensamblados de forma igualmente tosca y desordenada, en la línea de Múltiplos de uno.  Un libro incompleto, parcial, discutible, deconstruido antes de ser construido y que llevará el título de A propósito.
Ando ahora en la paradójica tarea de terminarlo, es decir, de dejarlo "perfecto" para la imprenta.  Lo mismo es cuestión de días que de meses.  Seguro que antes de fin de año no se publica, pero tampoco después de Semana Santa. Ya se verá.
Ofrezco ahora, como hacen con el queso en los supermercados, la degustación gratuita de un poema que ya publiqué por aquí y de otro que no.  Espero que sean de su agrado y/o que cuenten al menos con su beneplácito.




A PROPÓSITO DE LOS PRINCIPIOS



Como Groucho, tengo muchos.

Los tengo de andar por casa,
principios mañaneros,
torpes y despeinados.

Los tengo universales,
como todo hijo de vecina,
como para las visitas
y los grandes eventos.

Los tengo de colores,
en estéreo y en tres
o cuatro dimensiones,
si se tercia.

Los tengo esporádicos,
para salir del paso,
para sortear arroyos, torrenteras
e invitaciones incómodas.

Los tengo de plástico o terciopelo,
holísticos y concéntricos,
patéticos y descarnados.

Tengo principios que merecen la pena
y principios que la dan.

Tengo principios
que nunca acaban.

Hay tardes que me sobran
y noches que los añoro.






A PROPÓSITO DE LA HORA DE LA VERDAD


Todas las horas son verdaderas
como puños.

Todas las horas mienten
como bellacas.

Al tiempo, si es que existe,
no le importamos
ni nosotros, ni nosotras
ni lo que pensemos de él,
ni lo que dejemos de pensar.

A la hora de la verdad
no entramos a matar,
salimos a vivir.

Pero siempre se está haciendo tarde.






22.11.12

Y otra vez el sentido común

Circula por la web un vídeo en el que aparecen dos ancianos de aspecto rural opinando sobre la crisis.  Sus ideas se alinean en lo que podíamos llamar el VIPEDNP party (vivimos por encima de nuestras posibilidades).  Este ideario hace hincapié en las raíces individuales y populares de la caída de Lehman Brothers y del déficit público de España, Grecia, Irlanda...  Pero no quiero entrar en disquisiciones económicas culpabilizadoras.  Lo que me llama la atención es que lo que ahora parece de sentido común (a algunos ¿muchos?) en su momento no lo era.  El sentido común entonces se formulaba en los siguientes términos: "Si me prestan dinero, ¿por qué no me voy a comprar ese coche, por qué no me voy a largarme con Curro al Caribe, por qué no voy rodearme de infinitos asesores, por qué no voy a construir pabellones sin fin? Es de cajón, cae por su propio peso, es de sentido común".
De modo que los que entonces era de sentido común, hoy se considera un disparate y lo que entonces era un disparate (contener el gasto, invertir en educación e I+D, subir los impuestos, no construir aeropuertos en medio de páramos) ahora resulta que es (era) de sentido común.


21.11.12

Volcán en Hokkaido

Siguiendo con las fotos del último viaje a Japón, traigo aquí algunas más llamativas que otras anteriores y posteriores.  Se trata de imágenes del volcán activo Iou (en japonés) y Atosanapuri (en lengua ainu), al que ya aludí en la primera entrada sobre Hokkaido.  
Se puede llegar hasta la falda del volcán, plagada de fumarolas que despiden vapor con aromas sulfurosos.  Al parecer no es peligroso, porque se permite estar a los niños sobre los chorros y pequeños manantiales.  A pesar de todo, no deja de ser un volcán en toda regla e impone estar tan cerca de una fuerza bruta de la naturaleza, por mucha tienda de souvenir que haya a doscientos metros.






Llanura delante del volcán, desde la que se ven otros volcanes inactivos.


Acceso al volcán desde el aparcamiento.

El perfil de un volcán cercano se dibuja en el atardecer.

En la parte inferior de esta foto se aprecia la valla que limita el acceso del público.

La Luna entre dos volcanes.



20.11.12

Mi 20N

Me recuerdo nítidamente a mí mismo la mañana del 20 de noviembre del 75.  Hacía frío y mucho sol, un sol inútil que no alcanzaba ni a derretir los charcos que se habían congelado la noche anterior.  Yo estaba en el llano que había ente las casas, agachado, jugando con un palito en el suelo o quizás a las bolas (que en otros lugares llaman canicas).  Me sentía contento porque no había clase, pero albergaba algo parecido a una mala conciencia porque esa felicidad se debía a la muerte de alguien.
Por supuesto que ignoraba la trascendencia de ese momento y el calado moral e histórico del personaje.  Cuando volvimos a clase había un papel nuevo en la pared, detrás de la mesa del maestro.  Era el testamento de Franco.  Apenas lo entendimos y menos nos importaba.
Luego supe que fueron días de maletas a Suiza y de champán manchando chaquetas de pana.  Pero esa no era mi historia.  Mi historia son recuerdos de un llano en la Palmilla, que diría el maestro Machado.
Hacía frío, el sol apenas calentaba y el suelo era marrón claro, casi amarillo, como de plaza de toros natural.

19.11.12

¿Cómo están ustedes?

Éramos niños y en blanco y negro.  Todas las tardes nos sentábamos ante "la" televisión y cuatro payasos de rancia estirpe y abolengo, vestidos con largas y ridículas camisetas grises, nos trataban de usted y nos preguntaban hasta cuatro veces cómo nos encontrábamos aquella tarde de leotardos tardofranquistas, zapatos Gorila y pan con chocolate.  Solo los ricos sabían que los payasos eran rojos.  Los demás lo teníamos que imaginar.  Y era difícil, porque las letras de sus canciones fluctuaban entre el perogrullo matemático-avícola (ha puesto uno, ha puesto dos, ha puesto tres...), el manual de buenas costumbres (hola don Pepito, hola don José) y un cierto machismo interesado (si me haces buenos guisos...) o descarado (...pero no pudo jugar porque tenía que planchar...).
Sin duda yo era más del cínico Bugs Bunny y de la abstracta y sinuosa Pantera Rosa. Un apátrida ya en ciernes.
La muerte de Fofó supuso uno de los tres grandes mazazos emocionales de nuestras infancias, junto con la de Félix Rodríguez de la Fuente y la de Chanquete.  La de Miliki tiene un tono más de crepuscular despedida. Descanse en paz.  Hacer reír a los niños es siempre una dedicación encomiable, tan fácil como hacerlos llorar y, por eso mismo, más digna de elogio.
Aquella pregunta cuadruplicada en aquellos precisos momentos históricos era lo más parecido que existía a un referéndum, a un plebiscito, algo así como un entrenamiento para esos niños que años más tarde darían su opinión en urnas, manifestaciones y recuadros de 140 caracteres.
Hoy nadie se atrevería a salir en un programa con una nariz de plástico a preguntar cómo estamos.  Resultaría política, estética y socialmente incorrecto.

17.11.12

Málaga y el agua

A los foráneos les cuento que esta ciudad mediterránea de casi tres mil años de antigüedad se caracteriza por disfrutar de un clima benévolo, con inviernos suaves y veranos casi soportables, gracias a los vientos levantinos que moderan las temperaturas.
Ahora bien, en ciertos momentos de sus otoños y sus primaveras las lluvias dicen aquí estamos y ya todo es un desastre veneciano.
El sistema de alcantarillado nunca es suficiente. Los pequeños arroyos y ríos retoman sus cauces naturales y arrastran el paraíso del que hablaba Aleixandre.
Es el sino de Málaga, una ciudad para la cual la simbología ambivalente del agua resulta vital: la salada la salva y la dulce, la amarga.
Ahí van alguna fotos de las inundaciones de esta mañana.

13.11.12

La imagen de España

Dicen que dice el gobierno que las huelgas, los encierros (de trabajadores, de toros no), los suicidios inmobiliarios y otras realidades que salpimentan la realidad nacional no dan una buena imagen de España en el exterior.
Esta opinión merece varios comentarios:
1.- Por suerte y por desgracia las imágenes de los países están demasiado asentadas en los imaginarios colectivos y normalmente están hechas a bases de tópicos que cuentan con siglos de tradición.  Así que poco va a cambiar la opinión de un ucraniano si sabe (si es que llega a saber) que los españoles estamos más bien cabreados o indignados con nuestros bancos o gobiernos. Para ellos siempre seremos toreros románticos, quijotes altruistas, cármenes impulsivas e iniestas (no enhiestas).
2.- Hay momentos en los que lo que menos importa es lo que piensen de uno los demás.  Que no quieren invertir en un país que se paraliza un día, pues tendremos que correr el riesgo.  Que no quieren venir de viaje a un país en el que, como consecuencia de la crisis, la gente sin recursos se tira desde (sus) balcones (en lugar de tirarse los ricos, como en 1929), pues que no vengan.

Lo que no podemos es seguir aceptando más y más trabas para recibir medicación (copago), justicia (tasa judicial) y educación (reválidas y recortes).

La imagen de España dependerá más de lo que queramos y consigamos hacer con nuestro futuro, que de las opiniones coyunturales de posibles turistas y fondos de inversión.

12.11.12

Júpiter y sus vecinos provisionales

La noche del viernes pasado hubo una tregua de nubes y se pudieron ver las estrellas y los planetas con un claridad mucho más que aceptable. Hice como cincuenta fotos con la cámara sin telescopio, pero solo se han salvado las siguientes.

Casiopea.

Cinturón de Orión.
Júpiter y tres de sus satélites.
Lo mismo, pero ampliado.
Las pléyades (en la constelación de Tauro).
Aldebarán y las híades (Tauro).
De izquierda a derecha, Júpiter, Aldebarán y las híades.
Arriba están Júpiter y Aldebarán, debajo está saliendo la constelación de Orión.