30.9.11

Carta abierta al presidente de la Generalitat de Catalunya


“Estos niños sacrificados bajo el durísimo yugo de la inmersión lingüística en catalán sacan las mismas notas de castellano que los de Salamanca, de Valladolid, de Burgos y de Soria; y no le hablo ya de Sevilla, de Málaga, de Coruña, etcétera, porque allí hablan el castellano, efectivamente, pero a veces a algunos no se les entiende”.
Artur Mas

Benvolgut senyor Mas:
En efecte els andalusos parlen malament el castellà. És més, el parlen tan malament, que no el parlen. El que parlen és andalús, però escriuen en castellà, fet que suposa un esforç afegit al que ja fan per entendre les cançons en anglès o els discursos en català que, amb tot el dret del món, de vegades senten als mitjans de comunicació i al senat. També saben llegir la grafia ç, sobretot els aficionats al futbol. Els nens i nenes andalusos són fills d'una llarguíssima tradició de cultura i tolerància, que arrenca a la trimilenaria Cadis, passa pels filòsofs Sèneca, Averrois o Maimònides, i desemboca en la primera constitució democràtica d'Espanya i en els versos de Lorca i els quadres de Picasso. Dos premis Nobel de literatura avalen el saber dir dels andalusos.
No esperi que parli malament de Catalunya i molt menys dels catalans.
Conec la seva poesia, la seva música, el seu ancestral pintura, la seva meravellosa
arquitectura i la seva exquisida gastronomia. Em pregunto com el país de Pla, Casals, Gaudí, Eugenio, Dalí, Serrat i Buenafuente pot acabar sent governat per persones que desconeixen els conceptes més bàsics de la lingüística i la convivència.
Atentamente el saluda un ex-nen andalús.

Nota: Els errors d'aquest text en català s'han d'atribuir a la meva ignorància i el traductor automàtic de Google.

Estimado señor Mas:

En efecto los andaluces hablan mal el castellano. Es más, lo hablan tan mal que no lo hablan. Hablan andaluz, pero escriben en castellano, lo que supone un esfuerzo añadido al que ya hacen para entender las canciones en inglés o los discursos en catalán que, con todo el derecho del mundo, a veces oyen en los medios de comunicación y en el senado. También saben leer la grafía ç, sobre todo los aficionados al fútbol. Los niños y niñas andaluces son hijos de una larguísima tradición de cultura y tolerancia, que arranca en la trimilenaria Cádiz, pasa por los filósofos Séneca, Averroes o Maimónides, y desemboca en la primera constitución democrática de España y en los versos de Lorca y los cuadros de Picasso. Dos premios Nobel de literatura avalan el saber decir de los andaluces.

No espere que hable mal de Cataluña y mucho menos de los catalanes.

Conozco su poesía, su música, su ancestral pintura, su maravillosa arquitectura y su exquisita gastronomía. Me pregunto cómo el país de Pla, Casals, Gaudí, Eugenio, Dalí, Serrat y Buenafuente puede acabar siendo gobernado por personas que desconocen los conceptos más básicos de la lingüística y la convivencia.

Atentamente le saluda un ex-niño andaluz.

28.9.11

Reseñas acumuladas


Hace casi dos meses que no subo ninguna reseña de libros. Y no ha sido porque no haya leído, sino por una mezcla indisoluble de falta de tiempo y de memoria. Cuando me acordaba no podía; cuando podía no me acordaba.
Así que estos son los libros recomendados, algunos anteriores incluso al último reseñado:

Logicomix, Apostolos Doxiadis y Papadimi Christos H Papadimi.
Este ensayo/narración con forma de cómic tiene más densidad e interés que la gran mayoría de las novelas que se venden hoy día. Aborda la peripecia intelectual y vital de Bertrand Russell, con incursiones esporádicas en el metacómic y en la filosofía y lógica puras y duras. En mi opinión, una obra de arte que deberían conocer todos aquellos "intelectuales" que miran por encima del hombro el hecho de que se cuenten ideas con imágenes, como hacía la Iglesia en la Edad Media en sus ahora reverenciados tímpanos, vidrieras y arquivoltas.

Japón. De la katana al manga, Javier Martínez Herrero.
El autor, profesor de la por ustedes conocida Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto, nos cuenta amenamente la historia de Japón, con especial atención a sus aspectos culturales y cultuales, sobre todo el funcionamiento de la corte imperial.


Loco por el haiku, David G. Lanoue,
Esta novelita no muy acabada tiene muchos momentos graciosos e interesantes, con un narrador ágil y moderno que te retiene hasta el final a base de giros inesperados en la trama. Un buen entretenimiento para amantes de la poesía.


Dada la carencia de títulos en español en las estanterías de las librerías japonesas, me lancé de cabeza a la bibliografía en inglés. Es un martirio especialmente doloroso para un lector pasearse por pasillos y pasillos de libros de los que no entiende ni el lomo ni la portada. Cuando ves un libro en inglés parece que has visto a tu madre.

The Path, Konosuke Matsushita
El fundador de Panasonic presenta su pensamiento en forma de libro de autoayuda con capitulitos tenuemente anárquicos. Para Matsushita la vida es una lucha constante en la que el trabajo y la intuición nos ayudan a seguir adelante y a servir a los demás. Nada, por tanto, de paces espirituales ni metafísicas definitivas. Al tajo y a verlas venir. Traduzco algunas citas como Dios me da a entender:
"La vida en sí es una lucha con una espada de verdad: tú tienes tu vida en tus manos, hagas lo que hagas. No importa qué pequeño es el asunto que te toque, tú tienes que controlarlo porque tu vida depende de ello. No te vale buscar la comodidad con racionalizaciones del tipo ahora pierdo-ahora gano."
"Mucha gente piensa que la intuición no es algo científico (...) pero la intuición que surge del entrenamiento continuo puede dar mejores resultados que un cálculo lógico y científico".
Hay algo de zen en esta idea, en la que vale más un momento de iluminación que un montón de escritos y disertaciones.
Dice la solapa que se han vendido cuatro millones y medio de ejemplares en todo el mundo.


Journeys of Simplicity, Philip Harnden.
Curioso librito en el que el autor ha confeccionado una lista de las listas de las posesiones que llevaba consigo una serie de personajes solitarios históricos o ficticios. Tuve noticia de él porque uno de ellos es Matsuo Basho. Le acompañan algunos (y hago yo también una lista) como: Werner Herzog, una mujer celta, Ismael (de Moby Dick), Jesús de Nazaret, Marcel Duchamp, Gandi o Fermina Daza (de El amor en los tiempos del cólora). Un libro sorprendente de género literario indefinido y que podríamos bautizar como "lística", para que se parezca a la lírica, la épica, la dramática y la didáctica. Veamos una de esas listas (traducción cutre mía):
"Lista de cosas que llevaba Marcel Duchamp en sus viajes de fin de semana:
Nunca un abrigo
dos camisetas
una encima de la otra
un cepillo de dientes
en el bolsillo de la chaqueta".

La lista elevada a método filosófico vital.


The Method of zen, Eugen Herrigel.
El autor de Zen en el arte del tiro con arco quiere ofrecernos una introducción al método que siguen los estudiantes de zen, desde que ingresan en el monasterio hasta que alcanzan el satori o iluminación (los que lo alcanzan). Algunos pasajes se deslizan hacia la pesadez, pero en conjunto es un libro bastante informativo y clarificador para los tres o cuatro que estamos interesados en estos asuntos tan jipis, tan new-age y/o tan discutibles.


La memoria vegetale, Umberto Eco
De camino a mi querida Epaña, esta España nuestra, hice escala en Roma y me dio tiempo (de sobra) para entrar en las librerías. Si los títulos en inglés me parecían agua de mayo en Kioto, cuando los veía en italiano eran miel sobre hojuelas, así que me compré este libro (que está traducido) para mitigar el tedioso vuelo hasta Málaga.
Se trata de un ensayo heteróclito en torno al mundo de los libros. Hay reflexiones sobre el libro digital, sobre los bibliófilos, sobre los bibliómanos (que no son los mismo), sobre el robo de libros, sobre ediciones rarísimas, sobre falsificaciones... Concluye con un relato muy borgeano, en el que cuenta la invención de la filosofía por parte de los habitantes de la antigua Península Ibérica y cómo este indagar en la esencialidad de las cosas los condujo a su extinción.
Lo que me pasa con Eco es que fluctúa siempre entre la novela y el ensayo, entre el entretenimiento y la ciencia, y cuando quiere entretener(me), me aburre con información innecesaria, pero cuando quiere informar, me divierte con su magistral sentido el humor.
Mucho más recomendable que El cementerio de Praga (que dejé a la mitad más o menos).

27.9.11

Película recomendada


Arrietty y el mundo de los diminutos (dir. Hiromasa Yonebayashi)

Esta tarde me ha dado un impulso (como el de aquel viejo anuncio de desodorantes) y me he ido al cine a ver la última producción del estudio Ghibli, movido por mi ínclita niponfilia y una crítica del Diario Sur (a la que he perdido el rastro). Esta película es una magnífica historia de animación, con guion del gran Hayao Miyazaki (El viaje de Chihiro, Ponyo en el acantilado, Mi vecino Totoro...), que nos regala un par de horas de paz y emociones puras, reflexionando al mismo tiempo sobre la diferencia y la supervivencia. El dibujo hecho a mano con precisión y detallismo casi científicos (en medio de tanta infografía y tanta tridimensionalidad gafota) viene bien para hablar de la maravilla que se esconde en la cotidianeidad. No me extraña que todo esto venga del país donde la caligrafía sigue siendo una afición y un arte y donde lo pequeño, un bonsái, una grulla de papel, un haiku, una flor en un jarrón, puede ser grande.

26.9.11

Múltiplos de uno


Debido al interés del público y a la labor difusora e impagable de Emilio Lobato, Múltiplos de uno se dio por agotado. Muchas personas han intentado comprarlo física o virtualmente y les confirmaban esta sospecha. Así las cosas, me puse en contacto con CEDMA y, para mi sorpresa, me dicen que hay "varios cientos" de ejemplares muertos de risa en el almacén. Lo que pasa es que muchas librerías no se preocupan por conseguirlo, ya que les da muy poco margen de venta. Por lo tanto, recomiendo a los interesados que entren AQUÍ para proceder a su compra. También pueden insistir a los libreros a la vieja usanza hispana, esgrimiendo la información que aquí les he dado.

25.9.11

El juicio final


Por si el año que viene, como dicen que decían los mayas, va y se acaba el mundo, conviene que nos prepararemos adecuadamente. He aquí pues este fragmento de una película que vi extasiado siendo niño y que mantiene su magia a pesar de los años y del color, el HD y el 3D de los que carece. Ando detrás de comprármela y aprendérmela de memoria, tal que un libro sagrado.
Creo que el mensaje final que propone es que el día del juicio final tampoco alcanzaremos a tener juicio.

(en la foto "El juicio final", ábside de la Catedral Vieja de Salamanca)

24.9.11

Don Quijote y asuntos sociales


Un día de aquellos que estaba viviendo en Kioto descubrí una teleserie que me dejó pasmado. Se titula Don Quixote y está ambientada en el Tokio actual. Un joven bien parecido, alto y delgado, es un psicólogo (Shota Matsuda) que trabaja en una oficina (supongo que pública) en la que se ocupan de problemas infantiles psico-sociales. Este muchacho va acompañado por un señor más bajo y grueso que él (Katsumi Takahashi) y que es un yakuza, es decir, un mafioso. Pues bien, estos dos "amigos" en algún momento del pasado han sufrido un intercambio mágico de personalidades, de forma que la tímida y comprensiva del psicólogo se ha apoderado del cuerpo del delincuente, mientras la violenta y despreocupada de éste ha usurpado el cuerpo del funcionario. Los episodios tienen todos una estructura parecida: un niño o niña tiene un problema de comportamiento o de relaciones familiares, interviene el psicólogo-mafioso y se lía a voces y patadas hasta que resuelve el caso, con la inestimable colaboración del yakuza-terapeuta. En paralelo hay escenas cómicas en las que el mafioso se ve envuelto en secuestros y vendettas que lo superan, dada su timorata nueva personalidad.
Una valiente y renovada visión de la extraña pareja que parió Cervantes y que en España, como viene siendo tradicional, nadie se atreve a acometer, ya sea por el absurdo culturalismo mojigato que envuelve a toda nuestra tradición literaria, ya sea por pura ignorancia y/o dejadez. Preferimos hacer otra vez Cheers, aunque aquí no haya muchos bares en los que se mezclen psiquiatras y carteros.

18.9.11

Serendipia poético-ferroviaria

Juro que o es una casualidad o es un olvido. Probablemente lo último. (Re)descubrí este poema en el tren bala (shinkansen) desde Sendai a Tokio, a la altura de Fukushima. ¿Serendipia inducida por el cesio 137?

Que pudiéramos morir

como en primavera

las flores de cerezo

puras y brillantes.


Matsuo Basho (1644-1694)


CONSEJO VITAL


Como a estas alturas

comienza ya a preocuparte

el otrora tan lejano, tan ajeno asunto,

me regalo y te regalo un buen consejo:

procura morir en primavera.


Que el último día de tu existencia

amanezca adornado

por fragancias y brisas tibias.


Que en tu entierro

luzca un sol tibio y amable,

que una orquestina de grillos

marque el paso de tus deudos

entre arriates recién regados.


Que abejorros desvergonzados

zumben bajo las pamelas

de tu antiguas amantes.


Que ninguna tormenta

sacuda los corazones más o menos contritos,

que ninguna niebla,

ninguna nevada

impida el acceso al camposanto

de los coches recién adquiridos de tus viejos amigos.


Que la noche que te velen

huela a espliego y mejorana,

y los dolientes desempolven

consabidas consignas consolatorias,

mientras las salamanquesas

esperan junto a las farolas a la incauta polilla.


Aunque a esas alturas

poco te incumba a ti

tu propia muerte y sus aledaños,

procura morir en primavera.

Así tu ausencia será más leve

entre tanta vida.


Ángel Montilla

(1965-?), A estas alturas.

Cambio


Tras el vértigo de la moda anual, tras la obsolescencia programada, tras tantos detergentes hiperbólicos, tras tantos pecés y pedeás colmando los vertederos de hardware de África, tras tantas neocremas de última generación, tras tantos titulares, reseñas, blogs, y breaking news, y tanto tener que estar al tanto, tras tanta novedad, cada son más los que adivinan un funesto inmovilismo.
Se cambian las cáscaras, los collares y se mantienen la pulpa y los perros.
Vas a comprarte un ordenador y ya sabes que corres el riesgo de que el cacharro sea una antigualla antes de que el dependiente termine de pasar la tarjeta. Cambiarlo todo para que no cambie nada. Heráclito y Parménides con cara de tontos. Ni todo está en constante movimiento, ni nada se mueve. O sea, se mueve, pero no se mueve (pobre Galileo).
Lo malo de todo este asunto es que, por un lado, corremos el riesgo de volvernos locos sufriendo cambios que no cambian nada, y por otro, que el exceso de novedad oculta las verdaderas novedades, que suelen ser simples, inadvertidas, casuales y/o desinteresadas.
Un ejemplo. Oigo en la tele que el ibuprofeno podría ser la medicina que cure el Alzheimer. Bien, una boutade más de las muchas que circulan por los medios, pero las grandes compañías farmacéuticas están torpedeando esta terapia y experimentan con novedosas y sofisticadas vacunas que ya han matado a un par de personas en Suiza.
Si no nos inundaran de información baladí, a lo mejor podríamos pensar.
Si pudiéramos bajarnos del carrusel, quizá podríamos sentarnos un rato a vomitar o ir a montarnos en otra atracción.
Si no estuviéramos todo el tiempo mirando un caleidoscopio, podríamos ver el cielo y las estrellas de verdad.

16.9.11

Nostalgias circunstanciales


Cuando estoy en Japón en verdad les digo que no siento mucha nostalgia nacionalista, pero por azares de la vida en dos de los viajes he acabado visitando Parque España. La razón, como digo, no es de índole patriótico-sentimental, sino amistosa. En el parque trabaja como traductor el amigo Keisuke, quien nos preparó tan meticulosa y amablemente el primer viaje a Japón hace ya tres años.
A principios de agosto cogí la línea Kintetsu en Kioto. El recorrido pasa del área metropolitana de Kioto-Osaka-Kobe a un paisaje de arrozales y pueblecitos grises encajados entre bosques de bambú y cipreses japoneses. Unos quince minutos antes de llegar a Ise tuve la fugaz visión de un edificio que debería de ser un museo, porque en la puerta había dos reproducciones desmesuradas de la Venus de Milo y de la Victoria de Samotracia. Calculo que no medían menos de seis o siete metros cada una. Al final del camino se llega a Toba y el mar aparece de pronto por todas partes. En Ugata me esperaba Keisuke con su eterna sonrisa, dispuesto a sacrificar su día de descanso para llevarme a conocer la zona.
Salimos en su nuevo viejo Mini y condujo por una frondosa selva que, como le comenté, no permitía ver ni un centímetro de suelo. Desde un mirador se divisan los acantilados y unas entradas del mar en tierra que llaman "rías", como suena, en español y cuya etimología ignoro.
Luego fuimos a Parque España, que ya reseñé hace unos años en este blog. El objetivo era asistir al espectáculo flamenco que entonces no pudimos ver porque llegamos tarde. Se titula "Al Andaluz" [sic] y es una serie de cuadros/palos muy bien interpretados por los bailaores/ bailarines, todos ellos y ellas españoles de pura cepa. Lo más curioso era que encima de las mesas había un folleto que explicaba qué palabras el público podía soltar a discreción a los artistas durante la actuación: "Ole, guapo, guapa, bien". Cada una contaba con su correspondiente nota semántico-pragmática, pero nadie las usó en aquel pase.
Por la noche vimos el desfile final y el espectáculo de fuegos artificiales que, según dicen, es mejor que el de Disney Tokio. Esa noche, al salir de la cena vimos una rana minúscula, del tamaño de una uña, pegada al cristal del restaurante.
Al día siguiente pusimos rumbo al norte y visitamos las famosas "rocas casadas" (Meoto Iwa) de Futami. Están unidas por una gruesa cuerda de paja de arroz (shimenawa) que pesa más de una tonelada (y que se rompió este verano con el tifón de finales de agosto) y representan a los dioses creadores del sintoísmo Izanagi e Izanami. Muchas parejas van allí a pedir por su futuro matrimonio. El trozo de costa que hay enfrente de las piedras es un santuario sintoísta que gira en torno a una fuente en la que hay unas esculturas de ranas, cuyo simbolismo no he llegado a descifrar todavía.
Al salir del recinto, en el aparcamiento de un cercano centro comercial nos sorprendió un pequeño espectáculo de leones marinos. El tamaño del animal contrastaba con la pequeña rana de la noche anterior.
Luego nos dirigimos a la ciudad de Ise (el santuario ya lo habíamos visitado en invierno), donde almorzamos en una taberna de comidas o izakaya, con un cocinero y una camarera (su mujer) ancianos, de una seriedad impropias de los japoneses. El arroz caldoso con Ise ebi, langosta de Ise, suplió con creces la falta de alegría del local.
NOTA LINGÜÍSTICA: "Taberna" en japonés quiere decir más o menos "no comas".
Para terminar la tarde Keisuke se propuso mostrarme una vieja fábrica de salsa de soja. Resultó difícil encontrarla, pero mereció la pena el paseo a cuarenta grados de temperatura. Era un cobertizo grande en el que fermentan la soja y hacen una pasta, que luego se introduce en unos grandes toneles de ciprés japonés de doscientos años. La pasta se coloca en el fondo, debajo de grandes piedras que sirven para comprimirla. El líquido se va sacando con un cazo largo por la parte central y se vuelve a soltar sobre las piedras para que vuelva a filtrarse hacia el fondo. Así un año y medio. Este método tradicional no es el que se usa para la salsa de soja industrial que se vende en los supermercados. Ellos solo producen pequeñas cantidades que venden a hoteles y restaurantes de lujo de la zona. El dueño nos explicó detalladamente todo el proceso y Keisuke traducía. Cuando estábamos terminando le preguntó a Keisuke qué idioma era aquel, porque él sabía un poco de inglés y no se estaba enterando de nada.
Esa misma tarde volvimos a Ugata para que yo tomara el tren hacia Kioto. Nunca me cansaré de agradecer a Keisuke todo lo que ha hecho y sigue haciendo por nosotros. Sin él no existiría esta sección niponfílica de Monte Coronado.
En el momento de salir ya sentí nostalgia de aquella tierra mágica, mítica y turística a un tiempo.
Y ahora, las fotos.

En una parada del tren cerca de Ise.


En Ugata con el viejo nuevo coche de Keisuke.


Costa de Mie

Nada más llegar al parque, me recibe el famoso busto de un filósofo romano cordobés, cuyo nombre es amargo recuerdo para muchos docentes andaluces.

Bailarines/bailaoras de Parque España


"Chambao" sonando en una boutique de Parque España.


Nuestras queridas tortas de aceite han llegado
hasta las estanterías de otra tienda de Parque España.


Rana minúscula.


Meoto Iwa de Futami


El respeto budista y sintoísta por la vida en Japón
lleva a que en cualquier parte te encuentres
espectaculares arañas con su telas (Ise).


Arroz caldoso con Ise ebi.


Entrada a la fábrica de salsa de soja en Ise.


Piedras en los toneles.


Tonel de ciprés japonés.


El dueño de la fábrica explicándole a Keisuke el procedimiento.


Andalucía, Madrid, Japón


En agosto estuve dando una charla que titulé "Andalucía, pasado y presente" en Nishinomiya, entre Osaka y Kobe. Hablé de todo un poco: del lince ibérico, del wad al-kabir o el río grande (les encantó ver cómo se escribe en árabe, con el arte que tienen ellos en la cosa de la caligrafía), de Lorca, del 30% de paro, de Averroes, de Banderas, de Doñana, de la trimilenaria Cádiz, del pan de higo (probaron incluso uno que llevé), de las células madre, del flamenco, de Tartesos, de Torrijos, de las torrijas, de Picasso, de Juan Ramón Jiménez, de mi hermano El ambidiestro, de la Pepa de Cádiz y de Clint Eastwood de Almería. Evité el tópico y la autodenigración y ensalcé los momentos ensalzables y los esfuerzos de gran parte de lo profesionales andaluces actuales en las artes y las ciencias.
Hace unos días vi y oí a un señor político de la Comunidad de Madrid que denostó la sanidad y el sistema educativo púbicos andaluces. Dijo poco más o menos que nadie iba a operarse a Sevilla ni a estudiar a la Universidad de Málaga. Menos mal que el periodista madrileño que dirigía el programa (José Miguel Monzón Navarro, a. Gran Wyoming) le replicó con datos y humor sarcástico suficientes.
En ese momento me vino a la cabeza el contenido de lo que conté en Japón y me pareció totalmente injusto el veredicto politizado. Además recordé que yo, licenciado por la UMA, había sido invitado por un club de estudiantes japoneses de español, gracias a que una también licenciada por la UMA (corresponsal de este blog en Kioto) está contratada por una de las más prestigiosas universidades de Japón en la enseñanza de lenguas.
Y así me quedé, medio perplejo, medio cabreado, medio orgulloso. Luego, influenciado sin duda por el talante nipón, se me fueron pasando el cabreo y la perplejidad y ya sólo me quedó la alegría y el orgullo de haber podido reivindicar Andalucía en la otra punta del mundo y de estar casado con una corresponsal que nos representa tan dignamente a todos tan lejos. Tan lejos que cada vez que voy a verla me cuesta un pico de euros y un dolor de cuello aeronáutico.

15.9.11

Otra vez la decadencia


Acabo de oír en la radio que una mujer de Michigan (Estados Unidos) dio a su hijo en adopción, que, veinte años más tarde, ha mantenido relaciones sexuales con él y que, ergo, la van a enchironar equis lustros. Los locutores se lamentan, claman por la degeneración de las costumbres, o mores o tempora, igualito que antes, si Santa Teresa levantara la cabeza...
Parecen un coro griego, pero ignorante. Comentan que en Facebook hay una página sobre atracción sexual genética. Pero lo que es a Edipo y a su madre Yocasta, ni los nombran. Si Freud levantara la cabeza, acomplejado se iba a quedar.

11.9.11

Los (días) once


El 11-S estaba almorzando y viendo el telediario (por aquellos días tenía mejor estómago). Creí que sin darme cuenta le había dado al mando y que había cambiado a un canal de películas catastrofistas, pero la voz de Matías Prats no me sonaba en Deep Impact o El coloso en llamas.
El 11-M (E) iba en el coche y también hubo un momento en que José Francisco y yo pensamos que nos habíamos despistado mientras hablábamos camino del trabajo y que la radio estaba hablando de un atentado en la India o por ahí muy lejos, donde-pasan-cosas-horribles; pero las palabras "Atocha" y "cercanías" nos sacaron de nuestro error.
El 11-M (J) estaba comprando en un supermercado de Kioto. Al volver a casa empezaron a llegar mensajes de teléfono. Pusimos la tele y vimos ese mapa de Japón con los bordes amarillos y rojos y una voz en inglés que enumeraba prefecturas que estaban en alerta máxima por tsunami. Pero esto ya lo he contado antes y bastante tenemos ya con los medios repitiendo hasta la saciedad lo que todos sabemos, en lugar de aclarar lo que ignoramos.

10.9.11

Gion Matsuri de Kioto


Con motivo de una plaga que azotó la ciudad de Kioto en el año 869, el emperador Seiwa ordenó que se rezara al dios del santuario sintoísta de Yasaka, Susanoo-no-mikoto, responsable del mar y las tormentas. En el año 970 se institucionalizó la petición y con el tiempo dio origen al festival de Gion Matsuri, que se celebra en Kioto durante el mes de julio.
En la actualidad es una de los matsuri más importantes de Japón y cuenta con muchos eventos a lo largo del mes. Pero lo más importante es el ambiente que hay en las grandes avenidas del centro, repletas de autóctonos y foráneos que van a visitar las carrozas hoko (grandes) y yama(pequeñas). Las cofradías permiten acceder al interior de la carroza pagando una entrada. La música asociada a estas fiestas consiste en una flauta de dos o tres notas muy agudas y percusión metálica. Ahí van unas fotos de un par de tardes que bajamos a hacer el turista.





De pronto apareció un grupo de maikos y geishas y se armó un revuelo de cámaras.

Pasadizo de entrada a una de las carrozas.


¿Quién dijo que el civismo y la diversión eran incompatibles?

Puestos de comida. Había sobre todo hielo con sabores y pescados a la plancha.





9.9.11

El país de las cortapisas


Ya lo dijo Heráclito: nadie se baña dos veces en el mismo río. Coges un avión, te vas al quinto pino y cuando vuelves, ya ha cambiado algo (la dirección de una calle, aquella obra que nunca terminaba, el color del pelo de tu kioskero...). Pero lo que tiene más probabilidades de cambiar eres tú mismo/-a.
La primera vez que fui a Japón sufrí el shock de la falta de educación y de la dejadez en la atención a los clientes. Ahora me está traumatizando la abrumadora presencia de cortapisas. Uno va a trabajar, pongamos por caso, y hay un repartidor aparcado en la puerta del garaje. Se disculpa con la mano, se quita y sigues tu camino. Vas a encender el ordenador y alguien ha tirado del cable y tienes que volver a enchufarlo. Bueno, venga, no pasa nada. Tienes que entregar una documentación pero te falta un dato. Llamas a quien tiene que dártelo, pero se ha dejado el móvil en casa. Dejas un mensaje y sigues. Otro alguien se equivoca y deja un albarán en la bandeja equivocada. Aquella empresa que tenía que mandarte unas agendas escolares las manda tarde y por casualidad descubres que los meses están desordenados (lo que le faltaba a los alumnos, que les metiéramos flash backs, analepsis y prolepsis organizativos: el primer examen anotadlo en la página 10 y el segundo en la 7).
Así que da la hora de volver a casa y has sido derrotado por un cúmulo de cortapisas, microproblemas, estupideces y banalidades. Y lo peor es que sabes que hay muchos lugares en el mundo donde esto no pasa, o, al menos, no en esa medida.
Te acuestas y sientes que tus nervios están siendo devorados por una marabunta de hormigas incansables.

5.9.11

El tintero rebosante y el helado de Matsushima

Aunque en la primera parte de la estancia en Japón subí algunas impresiones al blog, luego la acumulación de fotos y vivencias se intensificó y se superpuso a los preparativos de la vuelta y ya se hizo un tetris...
Tengo previsto ordenar las fotos y las notas, pero el monstruo del trabajo de principio de curso me tiene atenazado y no sé cuándo me soltará.
Vaya por delante que tengo que contar el viaje relámpago a Mie, a visitar al amigo Keisuke, la charla sobre Andalucía que di en Kobe y la que dio Fina en Kioto, en la que intervine como pinche y hacedor de sangría, el viaje a Tokio, Matsushima y Yamadera, con fugaz paso en tren por Fukushima, y muchas anécdotas humanas como la que voy a contar ahora.
En un local de Matsushima que fue arrasado por el tsunami (y ya restaurado) paramos a comer algo. Había unas tortas envueltas en algas buenísimas y helado. La conversación para pedir se enredó (debido a nuestro paupérrimo japonés) y acabé en las manos con un helado que no había pedido. Estábamos sentados tomando un té gratuito que ofrecían, cuando se acerca una dependienta y nos explica algo que no entendemos. Como la confusión iba en incremento, fueron a buscar a alguien que hablaba inglés. Nos explicó que había habido un error con el helado. Pensamos que teníamos que pagarlo, ya que nos lo habíamos comido e intenté sacar unas monedas, pero no, la cosa era muy distinta. Ellos consideraban que se habían equivocado y que, a pesar de que ya me había comido el helado casi entero, tenían que devolvernos el dinero de un pedido que no habíamos hecho. Se disculparon cien veces. No lo aceptamos y terminamos de comernos el helado que habíamos pagado. Como, al parecer, no estaban totalmente satisfechos con su comportamiento, al salir nos regalaron una bolsa de galletas como la que sí habíamos pedido. Alguien debería habernos hecho una foto de la cara que se nos quedó.

4.9.11

Nueva fuga

Hace unos meses me escapé por los (pocos) pelos del tsunami y del terremoto; ahora lo hago del tifón Talas, que según acaba de informar NHK, ha dejado muertos en Nara y otras zonas. No quiero ponerme pesado, pero el comportamiento japonés ante las desgracias sigue siendo ejemplar. Al salir en el tren hacia el aeropuerto, la estación de Kioto estaba medio vacía. Todo el mundo aplaza reuniones, reorganiza el trabajo y el ocio y consiguen minimizar el impacto de la naturaleza. Encomiable, como siempre.
Sin embargo, la ineficacia europea he empezado a sentirla ya en el avión de Alitalia, en el que hemos estado esperando dos horas exactas a que arreglaran el suministro de agua de los servicios. Los japoneses han dado otra muestra de civismo y tranquilidad en esta ocasión. Luego en Roma,... bueno no ha estado tan mal como podría esperarse: malas caras, chulería policial y en las tiendas... lo de siempre.
Pero en España ya se ha manifestado claramente la ineptitud. Un desastrado trabajador de los equipajes se dirige a mí de manera displicente y me pregunta qué hago en la zona de salida de maletas que llegan de países no comunitarios. Pues eso precisamente, esperar unas maletas de países extracomunitarios. Me dice que no, que vaya a la cinta con los italianos. Como me temía, he estado un rato esperando y las maletas al final han salido por donde tenían que salir. No obstante he perdido veinte minutos de una cinta a otra como un tonto, o un español, o un consumidor, o un contribuyente o lo que sea que seamos los que en estas tierras moramos.
No me den la bienvenida, gracias.

3.9.11

Vientos sagrados


Los sagrados vientos (kami kaze) de Japón están uniendo sus fuerzas para que no pueda volver a España. Un tifón de fuerza 3 se ha plantado sobre el aeropuerto de Kansai y está desatando sus vientos y lluvias sobre la pista.
Tifón era hijo de Gea y Tártaro y se enfadó con Júpiter por haber derrotado a los Titanes. Dicen que le llegó a arrancar los tendones y que luego Hermes se los devolvió a su sitio, como protocirujano plástico.
Los "vientos sagrados" de Japón repelieron la invasión mongola en el siglo XIII, pero sus orígenes están en la fundación del templo de Ise (s. I a.C.), cuando la princesa y sacerdotisa Yamatohime-no-kimoto (resto del antiguo matriarcado) buscaba un lugar apropiado para edificar el templo para Amaterasu. Al pasar por la región de Mie dicen que dijo la diosa: "Yo deseo vivir por siempre aquí en Ise, donde el viento de los kami sopla, el país se bendecirá con los abundantes recursos de las montañas y del mar".
Teologías con las que se entretiene uno, cuando se harta de ver mapas meteorológicos y horarios de líneas aéreas.