29.1.10

Verba volant

1.- Un día de los ochenta iba yo en el autobús de mi barrio y en una de las paradas subió una anciana señora diciendo: "¡Qué malo es llegar a viejo!"; a lo que el senequista conductor respondió: "Más malo es no llegar".

2.- En el cine Monumental, sito en Ciudad Jardín, frontera con Mangas Verdes, ponían en los setenta películas dobles, preferentemente de kárate, Bruce Lee, destape y demás. Unos amigos (cuyos nombres diré si ellos me dan permiso) oyeron a unos gitanos canasteros hacer la siguiente profundísima reseña sobre la primera película del programa: "Entretenida sí, pero buena película...". Chúpate esa, Antonio Gasset.

3.- Esta historia es una de las mejores que oído.
Cuenta mi madre que a principios del siglo pasado había en Álora una muchacha que se estaba muriendo. Al parecer era costumbre ancestral que los vivos aprovecharan el próximo tránsito de un moribundo para mandar mensajes a los seres querido del más allá. Así que una retahíla de vecinas pasaba por el lecho de dolor donde agonizaba la joven: "Dile a mi marido que ya hemos vendido la mula y que el niño se curó de las paperas"; "Dile a mi Juanita que su novio todavía no se ha casado"; "Dile a mi hermana que se me perdió el anillo dentro de un pozo", etc. La madre de la muchacha, sentada al borde de la cama oía y oía las peticiones pacientemente, pero cuando por fin se hubieron marchado todas las visitas, le dijo a su hija: "Niña, tú no vayas a estar todo el día gloria arriba, gloria abajo. Tú te sientas a la vera de Dios Padre y te quedas allí quietecita".
Años más tarde de que mi madre me contara esta historia, leí en Cien años de soledad un fragmento muy parecido a éste, pero sin el remate final de la madre consejera.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No hace falta que nos pidas permiso.

Si no me falla la memoria, la película en cuestión se llamaba "El gitano" y era del estilo de "Perros callejeros". Estaba protagonizada por un actor francés que interpretaba al citado ladronzuelo que siempre se burlaba de los policias y conseguía huir. Esto provocaba el delirio entre el público, mayoritariamente de etnia gitana. La sala estaba llena. Había, incluso, gente de pie.
Toda una experiencia en un maravilloso cine de barrio.

Saludos,
Mandi.

El comentador de Ocaña dijo...

Y es que me hincho a comentar en tu blog y luego no me salen.
He hecho uno del verba volant, otro del Lord Byron y hasta uno de los chicles, a cada cual más ingenioso, divertido y chispeante.
¿qué ocurre? ¿qué hago mal? ¿estoy siendo ninguneado?

Por cierto: te mando los verba volant y luego los publicas tú?

Ahí va uno.
Estaba yo en la calle, allá por la juventud, besándome con la que hoy es mi esposa y va una vieja airada y nos dice ¿qué vais a dejar para cuando os caséis?

El comentador de Ocaña