16.1.10

Desgracias y solidaridades

No me cabe la menor duda de que los gobiernos del mundo, sobre todo los que más tienen y más cerca están, deben volcarse inmediata e incondicionalmente para intentar paliar los efectos del seísmo en Haití. Ahora bien, que alguien pida dinero a los pequeños ciudadanos, a los que siempre nos están pidiendo dinero (impuestos, compras...), cuando con motivo de la famosa crisis hemos visto fluir cantidades diez o mil veces superiores de nuestros bolsillos al de los grandes bancos, me parece indecente. Menos mal que Obama dice que les va a meter un impuesto a lo largo de diez años para que lo devuelvan. Eso sin contar las famosas falsas recolectas que van a parar a manos y bocas de vete tú a saber quién.
Con la centésima parte de los que se han embolsado los brokers y los chupacomisiones se podría haber pagado a un grupo de expertos para que fuera a Haití a ver cómo estaban construidos esos edificios, qué cantidad de árboles habían arrancado y qué planes educativos había puesto en marcha el gobierno para orientar a la población en caso de desastres como éste. Y no te cuento cuando un banco va y se hace publicidad poniendo a nuestra disposición una cuenta solidaria.
Menos piedad y más justicia. Menos curar y más prevenir. Menos caridad y más claridad.

P.S.: Recuerdo una película (en realidad un telefilm) sobre el tsunami del Pacífico en el que aparecía un experto japonés (ninguneado por los poderes económicos y políticos) que había emitido un informe sobre los riesgos de construcciones turísticas en las costas que luego fueron afectadas. Ahora hay otro japonés diciendo que hay un algo riesgo de repetición del terremoto de Haití. Ahí queda eso.


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