Exteriores del Kabuki-za. Este teatro se encuentra a pocos minutos a pie de Ginza, de camino hacia el famoso mercado de Tsukiji.
Se pueden ver obras completas o actos sueltos. Por la mañana había un señor con un cartel que marcaba el final de la cola. Volvimos por la tarde y vimos un acto de pie.
He aquí el cartel de los actores (no hay actrices) que actúan en el Kabuki-za de Tokio.
El escenario es enorme, algo así como el doble de un teatro occidental. El ambiente es muy relajado, con la gente comiendo bento. Durante la representación el público grita cosas (suponemos que alabanzas) cuyo significado desconocíamos.
Se corre el telón (de derecha a izquierda) y aparece un segundo telón de fondo blanco con pájaros volando. La representación no se puede fotografiar ni grabar. A la derecha del espectador aparece una orquesta con unos diez músicos de shamisen, percusión y flautas, que acompañan los discursos y movimientos de los actores. Por el lado izquierdo del patio de butacas está el hanamichi, un pasillo por el que entran algunos actores en escena. Antiguamente era una tradición que el actor entrara dando seis saltos (roppo) e hiciera el mie, una postura de varios segundos que era muy aplaudida por el público.
El acto que vimos trataba de un hombre y una mujer que interactúan con unos dioses que salen desde un piso inferior e irrumpen en escena por un ascensor. También hay manipuladores vestidos de negro, que quitan y ponen ropas y objetos. Andan en cuclillas y nunca miran al público.
Del argumento poco entendí, pero la puesta en escena era impresionante.
Escena de una obra en los carteles del exterior del teatro.
Tokiota ataviada con kimono asiste a la represantación con su botellita de té y su comida (invisible en la foto). Todo muy castizo.
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