20.1.10

Nikko 2

Ahí van unas fotos de Nikko. Mañana las explico que ya es muy tarde.
Ya es mañana.
Un autobús turístico te lleva a la zona de monumentos que son Patrimonio de la Humanidad.
Después del jardín japonés se visita el templo Rinno-ji, fundado hace 1 200 años por Shodo Shonin, creador de la secta budista Tendai. Dentro hay tres grandes esculturas de madera cubierta de pan de oro. Las fotos del monje y el árbol apontocado de la entra anterior son de este templo.
Un poco más arriba está el Tosho-gu, que es un santuario sintoísta. He aquí otra diferencia léxica: los sintoístas tienen santuarios, los budistas tienen templos.
Estas "casas sagradas" son lo primero que se encuentra tras pasar el torii.

En una de ellas están los mundialmente famosos monos místicos de Nikko, que ni oyen, ni hablan, ni ven. Estas figuras forman parte de un friso en el que se cuenta el ciclo vital de un mono. Cuentan las leyendas y hermneúticas que son enviados por los dioses para delatar los pecados de los seres humanos. Uno de ellos, Kikazaru, se tapa los oídos para ver las malas acciones y transmitírselas a Mizaru. Éste le comunica los mensajes al tercero, Iwazaru, el mudo, quien lo comunicaba a los dioses y velaba por el cumplimiento de las penas.
También se interpreta que el camino a la sabiduría deber contemplar estas tres acciones: no escuchar maldades, no ver maldades y no decir maldades.
Incluso hay una versión moralizante: "No digas todo lo que sepas, no mires lo que no debas y no creas todo lo que dicen". Esta última me parece más apropiada a nuestros días, sobre todo cuando se ve, lee o consumen medios de comunicación de masas.






Los cipreses que rodean este templo son espectaculares. Por esta endiablada escalera se llega a la tumba de Ieayasu Tokogawa.

Y he aquí el también famoso gato durmiente de Nikko, que es casi el emblema de la ciudad. Se trata de un relieve en madera de pequeño tamaño que está sobre el dintel de la puerta de entrada al camino que lleva a la tumba de Ieyasu. La verdad es que pasamos unas tres o cuatro veces por debajo y no lo vimos. Cuando ya íbamos a salir de vuelta le preguntamos a la mujer de la entrada y tuvo que venir a señalarnos con el dedo dónde estaba el gato durmiente. A muchos japoneses que había por allí les pasó lo mismo. Consuelo de turistas.


Este es el puente rojo Shin-Kyo, que cruza el río Daiya. Se cuenta que Sodo Shonin pasó el río por este punto en el siglo VIII, a lomo de dos enormes serpientes. El original era del siglo XVII, pero como muchos monumentos de madera es reconstruido exactamente cada cierto periodo de tiempo.

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