Circula por la web un vídeo en el que aparecen dos ancianos de aspecto rural opinando sobre la crisis. Sus ideas se alinean en lo que podíamos llamar el VIPEDNP party (vivimos por encima de nuestras posibilidades). Este ideario hace hincapié en las raíces individuales y populares de la caída de Lehman Brothers y del déficit público de España, Grecia, Irlanda... Pero no quiero entrar en disquisiciones económicas culpabilizadoras. Lo que me llama la atención es que lo que ahora parece de sentido común (a algunos ¿muchos?) en su momento no lo era. El sentido común entonces se formulaba en los siguientes términos: "Si me prestan dinero, ¿por qué no me voy a comprar ese coche, por qué no me voy a largarme con Curro al Caribe, por qué no voy rodearme de infinitos asesores, por qué no voy a construir pabellones sin fin? Es de cajón, cae por su propio peso, es de sentido común".
De modo que los que entonces era de sentido común, hoy se considera un disparate y lo que entonces era un disparate (contener el gasto, invertir en educación e I+D, subir los impuestos, no construir aeropuertos en medio de páramos) ahora resulta que es (era) de sentido común.
1 comentario:
En el Siglo XIX resultaba de sentido común deforestar grandes áreas para crear nuevos campos de cultivo que alimentasen a la creciente población: apenas un siglo después, esa medida se consideraba, cuando menos, poco razonable.
La contextualidad de la razón: lo que hoy se considera verdad, puede dejar de serlo al ampliar el marco de referencia. El problema del sentido común es que perpetúa verdades obsoletas.
Miguel Calvo
Publicar un comentario