Dicen que dice el gobierno que las huelgas, los encierros (de trabajadores, de toros no), los suicidios inmobiliarios y otras realidades que salpimentan la realidad nacional no dan una buena imagen de España en el exterior.
Esta opinión merece varios comentarios:
1.- Por suerte y por desgracia las imágenes de los países están demasiado asentadas en los imaginarios colectivos y normalmente están hechas a bases de tópicos que cuentan con siglos de tradición. Así que poco va a cambiar la opinión de un ucraniano si sabe (si es que llega a saber) que los españoles estamos más bien cabreados o indignados con nuestros bancos o gobiernos. Para ellos siempre seremos toreros románticos, quijotes altruistas, cármenes impulsivas e iniestas (no enhiestas).
2.- Hay momentos en los que lo que menos importa es lo que piensen de uno los demás. Que no quieren invertir en un país que se paraliza un día, pues tendremos que correr el riesgo. Que no quieren venir de viaje a un país en el que, como consecuencia de la crisis, la gente sin recursos se tira desde (sus) balcones (en lugar de tirarse los ricos, como en 1929), pues que no vengan.
Lo que no podemos es seguir aceptando más y más trabas para recibir medicación (copago), justicia (tasa judicial) y educación (reválidas y recortes).
La imagen de España dependerá más de lo que queramos y consigamos hacer con nuestro futuro, que de las opiniones coyunturales de posibles turistas y fondos de inversión.
1 comentario:
No puedo estar más de acuerdo con tu reflexión. Se nota que viajas y que has experimentado lo que supone encarnar la condición de español en el extranjero. Como decía Sergi Pamies en EL PAÍS hace unos años, explicándole a su hija de tres años qué era un exiliado, "es que se hable de toros y te incumba". (José Luis Rodríguez)
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