
Asistí una vez a un recital suyo y, a pesar de sus ya entonces muchos años, dio una lección de sinceridad, de humor, de sabiduría y de descreimiento que todavía no he olvidado.
Su ¿Qué coños? es una obra que me encantó y que considero totalmente recomendable por su fuerza y rigor iconococlasta.
Tradujo al cachondo Plauto, al inmoral Marqués de Sade, al gran Shakespeare y al genial Brassens.
Tuvo la intuición de publicar en 1977 un Manifiesto contra el despilfarro y otro en el 95, en plena expansión de las burbujas, titulado Análisis de la sociedad del bienestar.
Escribió varios ensayos que empezaban con la preposición "contra", lo que da una idea de su lugar en el mundo.
No descansemos en paz hasta que no seamos una décima parte de lo auténtico, gracioso y profundo que fue él.
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