8.4.10
Intermedio sagrado
Para que no me acusen de niponfílico extremo y cuasi patológico traigo aquí un vídeo muy curioso del cierre de la puerta del Santo Sepulcro de Cristo, que es tarea que viene haciendo la familia musulmana Nuseybe desde hace siglos. Todo viene por las ancestrales y presentes rencillas entre las diversas sectas cristianas, que recientemente incluso han llegado a las manos y ha tenido que intervenir la policía israelí. Por una puertecilla a la derecha de la entrada principal se entra en la capilla etíope, que está al margen (literal y físicamente) del gran templo y de la gran bronca que se traen armenios, católicos y ortodoxos. Los protestantes no están en eso porque muchos de ellos aseguran que el verdadero sepulcro está en otro lado, a las afueras de la ciudad vieja, cerca de la puerta de Damasco, pero, ahora que caigo, eso ya lo he contado en otro post.
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3 comentarios:
Para quitarte tanta niponfilia, prueba a ver "Ciudad de vida y muerte". Ya nos contarás....
El Comentador de Ocaña
Para tener una visión correcta de la realidad y de la historia, quizás sea mejor no hacer caso de la gran cantidad de películas propagandísticas contra los alemanes y los japoneses. Ya está bien, ¿no? Acaso los chinos, los judíos y los americanos están libres de culpa?
No estamos hablando de la típica película a las que te refieres. Precisamente ha sido censurada en China porque da una visión positiva de algunos japoneses y esto no lo han soportado las autoridades chinas. PEro es que con Japón se ha pasado del extremo de presentarlos como malos, malísimos(el imperialismo salvaje japonés es un hecho incuestionable) a presentarlos como hermanitas de la caridad. Y tampoco es eso.
Respecto a lo indicado sobre chinos, judíos y norteamericanos, estoy de acuerdo. Se habla de la bomba de Hiroshima pero nada de las tropelías de los aliados en Europa y especialmente en Alemania. Es paradójico que la Francia recién liberada del opresor nazi, mandara a sus tropas coloniales bombardear Siria, por poner un ejemplo. Bueno, y por no hablar del monopolio del sufrimiento de los judíos. Esto ya clama al cielo.
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