Como merodea cerca del sol (no tanto como Mercurio, al que es muy difícil ver), es también llamado el lucero del alba, o el que trae la luz, o Lucifer. Otro día hablaremos de la relación amor-sexo-pecado. Es fácil verlo ahora al atardecer. Al amanecer nadie tiene ganas de levantarse a mirar el firmamento. Dicen los que saben que es, junto con la luna y el sol, el único astro capaz de proyectar luces y sombras sobre la Tierra. Su relación con el amor es clara y meridiana. A la hora de acostarse y dejar el catre aparece este heraldo.
La foto está hecha sin telescopio, sólo con el teleobjetivo de la cámara. Luego está retocadilla con un famoso programa, pero los rayos, juro por Marte, que estaba encima de mi cabeza, que no los he colocado yo.
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