29.4.10

Las cuatro Españas


No contentos con las dicotomías tradicionales de la España liberal y la conservadora, la roja y la azul, la urbana y la rural, surge un "más difícil todavía" a cuenta del hiyab en los centros educativos.
Ahora no son izquierdas contra derechas, permisivos contra restrictivos, racistas contra integradores. En esta ocasión tenemos a la izquierda más laica y leninista, aliada con la derecha más nacionalcatolicista, contra lo que podríamos llamar el centro o centro izquierda, que reivindica la serenidad y la oposición a las prohibiciones. Y además (y es lo más curioso de este enfrentamiento poliédrico) la mujer, reivindicando sus derechos, que tanto ha sufrido para conseguir. Así te puedes encontrar tras esta pancarta con el rojo hiperlaicista que propugna la desaparición de los toros y la Semana Santa y que no quiere ni oír hablar de imanes machistas ultraortodoxos entrando y saliendo de las asociaciones de padres. Junto a él, la ejecutiva neoconservadora en minifalda apoyando la liberación sexual y de los mercados de valores, hija o nieta de la hippye que quemó su sujetador en alguna calle de París en el 68. Cerca veremos a las mujeres sin más, feministas no activistas, que no entienden que otras mujeres quieran someterse a vetustas leyes patriarcales, más o menos impuestas. Y más allá, el ultraconservador, partidario de la restricciones a la inmigración, ilegal, por supuesto.
Enemigos acérrimos reivindicando lo mismo por motivos diametralmente opuestos.
Y para colmo, los mozalbetes consumistas medio raperos, cuyas gorras propagandísticas se equiparan a los velos religiosos, por razones de seguridad en el sempiterno negocio del copieteo.
Sólo falta que una de estas muchachas sea descendiente de alguno de los miembros de la guardia mora de Franco.
¿Alguien da más?

1 comentario:

José Luis dijo...

Está muy bien tu análisis de los que están tras la pancarta, pero creo que el meollo del asunto es la presunta superioridad moral de todos ellos sobre una niña que comete demasiados pecados a la vez, alguien a quien hay que enmendarle la plana.