8.5.13

El viejo truco


(una entrada que no va a gustar a casi nadie)

Más antiguo que el fuego, este truco consiste en que los poderosos enfrentan a los pobres para alcanzar sus objetivos o esquivar responsabilidades.  El truco adopta diversos aspectos según la coyuntura histórica.  Así, se montan guerras en toda regla o guerras sin cuartel esgrimiendo nacionalismos, regionalismos, idealismos o religionismos...   Se enarbolan (o desempolvan) tradiciones dispares gastronómicas, santos sepulcros, infidelidades a libros sagrados, diferencias raciales, ideológicas, filológicas incluso, lo que sea, para convencer a los pobres soldaditos de que deben lanzar plomo contra los soldaditos de enfrente, que tienen otro pelo, otras ropas, otras comidas, otro sistema consonántico...

Hoy en día, como casi todo, el truco es más sutil, pero igual de truco.  Ya están consiguiendo que el pobre le eche la culpa de su pobreza a los otros pobres (fraudes de desempleados) o a los trabajadores (funcionarios que no dan palo al agua), o a los mismos (¿los únicos?) que los defienden (los sindicatos).  No seré yo quien ponga la mano en el fuego para decir que no hay parados que trabajan en negro, ni funcionarios de desayunos y bajas semieternas, ni sindicalistas prófugos de la tiza, la pistola o la manguera.  Lo importante es que esa casuística más o menos cierta, más o menos amplificada, es la cortina de humo que esconde la única verdad: la gran tajada se la han llevado los de siempre, la causa primera de toda esta crisis (por ahí está estudiado, lo mismo hasta hay cien tesis doctorales) no han sido los trabajadores, ni los jornaleros del PER, ni los enlaces sindicales, ni Chaves, ni Chávez, ni Zapatero, ni los alemanes en general, ni siquiera Rajoy y si me apuran, ni Angela Merkel. Otra cosa que algunos de esta lista se merezcan nuestro reproche por acción u omisión, activa, pasiva o perifrástica.

Pasen y vean.  El truco está servido.  Los trileros (¿títeres también?) de los medios de comunicación tiene en sus manos seguir moviendo los cubiletes hasta marearnos o levantar el tenderete y lanzarlo por los aires, como hizo Jesús de Nazaret con los mercaderes en el templo.

P.S.: Vaya, aunque no soy un cura comunista, parece que me ha salido una entrada un poco marxista, un poco cristiana. Salud y amén.

P.S. 2: Por casualidad acabo de encontrar un artículo que ejemplifica muy bien lo que digo.

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