Hace unos días andaba retocando unas recientes grabaciones que he hecho con mi cantante Eduardo. En un momento dado me encontré volcado sobre la pantalla bajando una línea de volumen de uno de las diez pistas de instrumentos que había en aquella canción en concreto. A veces, para que no suene mal, es necesario ajustar la salida o entrada de un piano o una guitarra hasta unidades inferiores al segundo. Y entonces tuve una especie de minirrevelación.
Cuando se habla de ciencia la gente piensa en unos procedimientos y unas personas exactas, serias y meticulosas, que sopesan sustancias, analizan gráficos o recuentan leucocitos ataviados con una bata blanca. Cuando se habla de artes, la gente imagina a unas personas más o menos alocadas, despeinadas e informales, bebiendo cerveza o bourbon, charlando en tertulias, mirando el infinito desde un acantilado o haciendo incursiones en lo inconsciente a base de absenta, peyote o amores contrariados.
Lamento comunicarles a quienes se rijan por esta dicotomía que es rigurosamente falsa.
La exactitud del violinista (que no desafina aunque su instrumento no tenga trastes), la del actor que se detiene justo en el centímetro en el que le indica el director, justo después de darse una carrera de doscientos metros (por ejemplo); la del poeta que mide sílabas, calcula rimas, sopesa consonantes y coloca acentos para generar el ritmo; la del compositor de bandas sonoras, que hace coincidir la caída de un vaso con cierta nota sostenida de un clavicordio o un oboe, etc., etc., no tienen nada que envidiar a la del biólogo marino que cuenta estrellas secas o suspiros de delfín. Y no hablemos de los físicos cuánticos, que trabajan más con probabilidades que con certezas, acercándose en ocasiones demasiado a los corredores de apuestas más que a los agrimensores, por citar indirectamente a Kafka.
Así que cuando oigan cosas como "este chico es muy serio, formal e inteligente, va para médico o ingeniero" saquen la pistola, como dijo Goebbels. Y cuando oigan a alguien decir "esta muchacha es una cabeza loca, está todo el día cantando por las esquinas y pintando corazoncitos en los pupitres, va para artista", saquen esta entrada y hágansela leer.
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