Una vez juzgado, escarniado, asesinado, descendido, amortajado, enterrado y resucitado el Mesías, la inmensa mayoría de los que ayer vitoreaban cirios, tronos, cabras y cornetines han plegado su fe y sus sillas y proceden a volver a su vida agnóstica, aconfesional, cuando no directamente atea.
Parte de la Iglesia anda un poco mosca con la cosa de las procesiones y el boato. Recuerdo una tímida polémica que se dio en Málaga acerca de la improcedencia de que desfilaran fuerzas militares, tan parecidas a las que escoltaron al nazareno a su cadalso extramuros de Jerusalén. La voz del pueblo se alzó y volvió a anteponer la costumbre a la fe y la tradición, al mensaje pacifista del evangelio.
Ha circulado estos días por las redes un vídeo de la cofradía de Dar Vather y algunos se han sentido heridos en su fe. La parodia religiosa es tan antigua como las mismas religiones. Plauto se cachondeó a base de bien de los dioses romanos Júpiter y Mercurio en su obra Anfitrión. Miguel Ángel se mofó de su odiado Papa Julio II, colocando gran parte de las figuras del Juicio Final desnudas, enseñándole el trasero, culo o posaderas y coló personajes de la mitología clásica, como Caronte o las Sibilas en la capilla Sixtina. Y sumen a nuestro amigo Brian (falso vecino de Belén), a los dibujantes del cómic de Mahoma, al chef teológico Javier Krahe o al pobre Salman Rushdie, que osó insinuar que el maligno anduvo dictando suras del Corán al Profeta.
La Iglesia Católica (a pesar de que "católico" significa "universal") hasta hace poco no fue muy amiga de respetar las ideas y fes del resto del universo. No es que se riera de ellas, es que las prohibía, las anatemizaba y las quemaba si se terciaba. Y algo queda. Este Viernes Santo el obispo de Alcalá de Henares ha declarado en el Triduo Pascual que "aquellas personas llevadas por ideologías que acaban por no orientar bien la sexualidad humana piensan ya desde niños que tienen atracción por personas de su mismo sexo, y a veces para comprobarlo se corrompen y se prostituyen o van a club de hombres nocturnos os aseguro que encuentran el infierno [...] algunos de estos niños atraídos por la homosexualidad, que han sido abusados en sus propias familias".
Dice el Evangelio que cuando un grupo de personas fue a lapidar a una adúltera, Jesús propuso ordenar las pedradas con aquella famosa frase: "El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".
Si la Real Academia define "sacrilegio" como "lesión o profanación de cosa, persona o lugar sagrado", habría que ponerse con el bisturí semántico a averiguar si la fe es más sagrada que la libertad o viceversa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario