15.4.12

Persépolis

Persépolis, Marjane Satrapi
Cada día que pasa tengo más claro que hay que desterrar de una vez por todas la idea preconcebida de que los libros son la cultura y lo demás (et tout le reste, que dijo Verlaine) es subcultura. Algo he comentado en otras ocasiones y no quiero ponerme demasiado pesado. ¿Es mejor una novelita repleta de tópicos y argumentos consabidos o una buena película de Coppola, Kurosawa, Erice o Buñuel? ¿Por qué es más culta una tesis doctoral hecha con retazos de otros libros que, pongamos por caso, las peripecias de Mortadelo y Obélix? ¿Dónde está escrito que un poema de Campoamor o Bécquer tenga que ser mejor que una canción de Leonard Cohen o Bob Dylan?
Aunque sé que no descubro nada a muchos interesados en el género, es ahora cuando el destino la ha puesto en mis manos y ahí va mi opinión.
La colección de historias gráficas que podemos ver y leer en Persépolis está a la altura del mejor ensayo y la mejor narrativa. Sus dibujos son simples y efectivos, resaltando lo que importa para la comprensión y desarrollo de la trama. La narratividad es digna de Dickens o Auster y, si me apuran, en algunos momentos, mejor.  El contenido conjuga muy acertadamente humor, reflexión, autocrítica, erudición y tragedia. Todo lo que cuenta es tan verosímil, sincero y contundente, que me hizo desprenderme del prejuicio que tenía sobre el libro.  Pensaba que se trataba de un simple alegato contra la situación de la mujer en Irán (que también lo es), pero va  mucho más allá, porque presenta un análisis serio y cómico sobre las relaciones humanas, familiares, sexuales, políticas, morales e interculturales.
Con dos o tres libros como este se acababa la mitad del falso problema del "choque de civilizaciones".

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