14.3.12

La casa de los pérsimos caídos

Poco antes de su muerte, el maestro Matsuo Basho estuvo viviendo una corta temporada en Rakushisha, la casa de los pérsimos caídos.  Esta pequeña casi choza pertenecía a Mukai Kioray, discípulo de Basho.  Tan retorcido nombre proviene de una anécdota.  Al parecer Kioray vio que los árboles de caquis o pérsimos estaban repletos de frutos y decidió ir a venderlos al día siguiente la mercado, pero esa noche hubo una gran tormenta y por la mañana los caquis estaban todos tirados por el suelo.
Basho reflejó su estancia en Rakushisha en su diario Saga Nikki (Diario de Saga)  El haiku final del libro dice así:
        Lluvia de comienzos de verano.
       Arranco los poemas pegados a la pared.
       Arañazos, señales.
En algunas partes de los pequeños jardines hay unas hojas, lápices y recipientes para escribir haikus y depositarlos.  No escribí ninguno.  Estaría poseído por el espíritu del turista.  Otro día volveré a escribir alguno,  pero lo llevaré aprendido.

Este ingenioso sistema de bambú y agua servía para 
medir el tiempo pausado de aquellas lejanas épocas.





Para escribir haikus.


Interior de la casa.  Al fondo se ve la vara de camelia que Basho usaba como bastón.
No es la original, que está en  el templo donde está enterrado.

Reproducción tamaño haiku de la estancia de Basho en Rakushisha.

Este sombrero con tiras vegetales en la puerta significa
que el  huésped está en la casa.

Pérsimos o caquis.

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