Este cinturón de arena y pinos está considerado, junto con Matsushima y Miyayima, una de las tres bellezas naturales de Japón. Está a unas horas en tren al norte de Kioto, a orillas del mar de Japón. El puente, como lo llaman, separa una bahía del mar abierto, pero existe un canal que permite la renovación del agua y que mantiene el paisaje. Es tradición subir a las dos montañas que están en los extremos del puente para admirar la vista y ponerse bocabajo para verlo al revés. En esta extraña postura parece que el cielo es el mar y el mar es el cielo. El viaje se vio adornado por una fuerte nevada que cayó antes de que llegáramos.
Desde el tren se pueden ver árboles de caquis rojos que contrastan con el blanco de la nieve. |
Montón de nieve impidiendo la salida de la estación de Amanohashidate. |
Las aceras estaban casi anuladas por la nieve. |
Las tres bellezas paisajísticas de Japón |
Uno de los pocos arces que me han esperado |
Abanicos en los pinos del tempos Chionji de Amanohashidate. |
Vista desde el hotel. |
León del mismo templo con sombrero de nieve. |
Monje entre montones de nieve. |
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