Sorpresa. Abro el DRAE y me encuentro con que presunción significa casi lo contrario de lo que creemos que significa. Los noticiarios y periódicos rebosan de "presuntos" actos delictivos y todos entendemos que lo que se quiere decir es que todavía no son total y absolutamente delitos.
Pues bien, va (o viene) el diccionario y explica que presunción es un "hecho que la ley tiene por cierto sin necesidad de que sea probado". O sea, al revés para que me entiendan. El presunto es mucho más que un sospechoso, es alguien que con un altísimo nivel de probabilidad ha cometido el delito del que se le acusa. Si no, no estaría con las posaderas sobre el banquillo.
Los dioses nos libren de pretéritas épocas de linchamientos e inocentes entre rejas, pero en los casos en los que los señalados son cargos públicos, la presunción se queda corta y debería aplicarse aquel viejo adagio de la mujer de César, máxime cuando son los mismos que han estado recortando, restringiendo, exigiendo y privatizando de manera desaforada, a pesar de la opinión de grandes sectores de la opinión internacional económica.
Todo esto me recuerda una memorable escena de Casablanca. El capitán Louis Renault (el que pasea al final entre la niebla del aeródromo con el protagonista) decide cerrar Rick´s y grita en medio del salón (cito de memoria):
--¡Qué vergüenza, he descubierto que aquí se juega!
Entonces se acerca un subordinado con un sobre y le dice:
--Señor, sus ganancias de anoche.
Si el cinismo o la hipocresía tuvieran un patrón, Louis Renault tendría todas las papeletas para subir al altar. Al menos en Francia; en España tendría más competencia.
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