Poco sabía de Alfred Hitchcock (apenas sabía escribir bien su apellido) y poco más sé después de ver la película que se acaba de estrenar. Este leve intento de analizar la psicología del director de Psicosis y de sus relaciones maritales no alcanza el nivel, ni por asomo, de las inquietantes películas que dirigió. Todo se resumen en una reivindicación del Alfred más humano y feminista, que acaba idolatrando a su mujer en el más puro estilo de las películas que él odiaba. Y eso que los actores y actrices están sembrados. Hopkins hace creíble a su personaje retando al público con primeros planos (ignoro si imita bien el acento, la vi doblada). Helen Mirren acierta (una vez más) en el papel de la paciente pero activa esposa. Y la hermosa Scarlett Johannson hace muy bien de... la hermosa Scarlett Johansson, que es de lo que se trataba más o menos (¿quién con menos de cuarenta años recuerda a Vivien Leigh?).
Veredicto: una película que prometía más de lo que da, aunque resulta a ratos entretenida, a ratos medio interesante. No creo siquiera que les guste demasiado a los cinéfilos.
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