
No es un gesto que vaya a salvar a la humanidad, pero nunca se sabe, como ya dijo Borges en aquel poema que ya cité en otra entrada.
Todo esto tiene un aire muy budista, o, al menos, así me lo parece ahora que estoy leyendo cierto libro que les reseñaré dentro de poco.
LOS JUSTOS
Un hombre que cultiva su jardín, como quería Voltaire.
El que agradece que en la tierra haya músIca.
El que descubre el placer de una etimología.
Dos empleados que en un café del Sur juegan un silencioso ajedrez.
El ceramista que premedita un color y una forma.
El tipógrafo que compone bien esta página, que tal vez no le agrada.
Una mujer y un hombre que leen los tercetos finales de cierto canto.
El que acaricia a un animal dormido.
El que justifica o quiere justificar un mal que le han hecho.
El que agradece que en la tierra haya Stevenson.
El que prefiere que los otros tengan razón.
Esas personas, que se ignoran, están salvando el mundo.
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