8.12.11

Deconstructing Christmas II

La gente, cada vez menos versada en asuntos teológicos, piensa que el día 8 de diciembre se celebra la concepción de María por parte del Espíritu Santo, cuando lo que se conmemora es algo más sutil e inverosímil: que María es la única persona no contaminada (sin mancha, in-macula) por el pecado original de Adán y Eva, circunstancia que le permitió ser el canal o receptáculo del hijo de Dios.  La Iglesia no estableció este dogma hasta 1854 en la bula Ineffabilis Deus, aunque era ya una antigua creencia que sirvió de arma arrojadiza para Lutero en el siglo XVI.
Pero entre tantas bombillitas chinas colgadas de los balcones, nos acordamos más de la también inmaculada y controvertida concepción del hijo de María, por parte de una paloma o un ángel, que tanto montan.
Todos los años al llegar esta fecha me acuerdo de un chiste de Fernando Savater: "De la primera fertilización in virgo nació el primer niño profeta".  Muy gracioso, pero no es históricamente correcto. Veamos estos casos precristianos. El dios frigio Attis nació de la virgen Nana un 25 de diciembre. Maya fue concebida en un sueño por un elefante blanco y nueve meses más tarde nació el Buda, el iluminado, que se puso a hablar en ese mismo momento. Krishna nació de la virgen Devaki y hasta hubo una voz celestial que le advirtió al rey Kansa de que el niño lo destronaría.
Para remate a posteriori de esta serie está Anakin Skywalker, quien, según se cuenta en el Episodio III (La venganza de los Sith), nació de la virgen Shmi.
Las fes siempre han tenido que salvar este problema esencial: hacer trascendente lo intrascendente, convertir en divinas a ciertos mortales; en especial, lo cotidiano; en mágico, lo vulgar...  Parece que el afán de trascendencia es un instinto natural del ser humano desde que algún homo, junto al cadáver de un familiar y a modo de amuleto para la nueva vida, colocó primorosamente unas conchas.
Por cierto, felicidades para Concha, Conchi, Conce, Inma...

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