Estaba yo un día en el hall de un hotel esperando a alguien y en el sofá de al lado conversaban educadamente tres individuos. Al poco rato llegué a la conclusión de que se trataba de un tribunal de tesis doctoral de la rama de filología inglesa. Uno de los cátedros presumió de haber escrito varios artículos sobre Joyce y Finnengans Wake. Continuó tan erudita charla y justo antes de concluir, la conversación derivó hacia la dificultad de la novela de marras y el mismo profesor confesó: "Yo nunca he leído Finnengans Wake".
Pues bien, ahora va a poder leerla al módico precio de 300 euros en la versión barata, porque una editorial de nombre igualmente impronunciable (Houyhnhm) ha recompuesto las miles de páginas manuscritas por Joyce, quien no pudo revisar la primera edición porque estaba ciego.
Cuando se publicó la obra en 1939 todo el mundo coincidió en que Joyce había perdido la chaveta.
Hoy cunde el desánimo entre los interpretadores, pitonisos y augures: Finnengans Wake tiene ahora sentido y se puede entender.
Con bromas como éstas se hace la historia del mundo.
1 comentario:
Si para mi ya el Ulises es una broma de mal gusto, una referencia para snobs y pedantes, imagínate lo que pienso de éste. Ah, y une a Joyce, a Faulkner, John dos Passos, Auster, y toda esa patulea anglosajona inaguantable que sirve, en la mayoría de los casos para rellenar estanterías. Ya tengo bastante conque me guste el rock(en realidad un invento afroamericano) para perder el tiempo con sus historias sin pies ni cabeza.
El Comentador de Ocaña, dando caña.
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