Cunde mucho por tertulias y declaraciones políticas la vieja fábula bíblica y onírica que José le interpretó al faraón. También hubo un sueño con espigas, pero esa imagen no ha tenido tanto éxito y apenas ya nadie la recuerda.
Precisamente esta mañana, momentos antes de que dejáramos salir al alumnado por orden de la Delegada de Educación (debido a la alerta por fuertes lluvias), he empezado a explicar en Bachillerato los instrumentos que se pueden usar para el análisis del imaginario de un texto. Les he dicho que la poética del imaginario es una corriente o escuela de pensamiento, predominantemente francesa, que frecuenté hace unos años, cuando inicié mi inacabada tesis doctoral. Les he hecho una introducción a la simbología y hemos estado hablando de animales simbólicos como la serpiente, el águila o la paloma, pero nadie se ha acordado de la pobre vaca, tan paciente, mansa y anodina. Creo que su imagen simbólica solo se utiliza en alguna marca de chocolate, pero con una coloración irreal o pop.
También hemos hablado brevemente sobre mitología, pero no ha dado tiempo a mucho. El próximo día seguiremos, como seguramente dijo Fray Luis antes de que se lo llevaran las fuerzas del orden por traducir la Biblia.
A ver si no se me olvida y les hablo de aquellas vacas egipcias que evitaron una crisis hace ni se sabe cuántos siglos. Lo mismo alguien sueña algo que nos saque de esta, aunque sea a toro pasado.
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