El pan lo trajeron/trajimos a Japón los portugueses y españoles allá por el siglo XVI, de ahí que al pan se le llame "pan", como dice el dicho. Es como aquel entretenimiento británico que consistía en darle con el pie a una pelota y que traía sus reglas y su nombre puesto.
Aún hoy día el pan tiene en Japón un cierto aire chic, sofisticado y europeo. Esta tarde hemos estado en una panadería y mientras cogíamos baguettes, el hilo musical era Miles Davis. Imaginen al panadero de su barrio despachando pitufos, roscas y molletes al ritmo de, pongamos por caso, el Concierto de Colonia de Keith Jarret. Cosas "oiredes".
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