12.7.13

A Pamplona we must go

Leo en el blog Vuelta al ruedo lo siguiente: "Un australiano, un británico y una estadounidense que resultaron este domingo heridos en el primer encierro de los sanfermines...".  En esta demasiado famosa fiesta se dan unas circunstancias dignas de comentario:
1.- El muchacho (probablemente guiri o guiristino, que decían allí) al que ha cogido el toro esta mañana (como se puede observar en la foto adjunta) no suelta el móvil ni en las mismísimas puertas de la muerte.  Sociólogos y psicólogos del mundo, ahí tienen tema.
2.- No sé cómo los cárteles y las mafias no se han puesto ya a vender dosis de adrenalina en las puertas de las discotecas. 
3.- España sigue siendo el país del romanticismo irracional internacional. Gracias, Chateaubriand, Hugo,  Rilke, abuelo Ernest.
4.- La cercanía fotogénica de la violencia sanguinolenta, unida a la tradicional falta de noticias veraniega, hacen de los encierros pamplonicas un presa demasiado apetecible para el horror vacui informativo.
6.- La paradoja invade el universo.  He aquí, por ejemplo, un país que se cabrea con razón porque se recorta en la sanidad pública, pero que después hace recortes delante de pitones de medio metro.  Gastamos dinero en educación para enseñar a los niños a tener una vida sana y a no cruzar las calles sin mirar, pero luego las llenamos de bestias astadas y nos ponemos delante de ellas a correr borrachos, sin las horas de sueño apropiadas para afrontar semejante tarea.


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