16.10.12

Gracias y desgracias

Los tópicos son reducciones, simplificaciones, resúmenes más o menos afortunados que hacemos los humanos para poder manejar este mundo enorme y desconcertante.  Se aplican a los sexos (las mujeres no saben conducir, los hombres son insensibles) a las edades (los jóvenes son analfabetos, los viejos son inútiles), a las religiones (los musulmanes son fanáticos, los cristianos son imperialistas), a los individuos concretos (tú cállate que eres un aguafiestas, mi cuñado es un trepa) y, cómo no, a los países.  Durante años en España ha existido un género de chiste muy popular que empezaba con "Esto es un inglés, un francés, un alemán y un español que..."  Indefectiblemente la última palabra la tenía el español, que superaba a los demás con una frase quevediana y fulminante.
Hace unos meses una cadena francesa de televisión se mofó de los deportistas españoles acusándolos de dopaje.  El pundonor hispánico saltó como un resorte calderoniano y poco más que se lía otro dos de mayo.  Cuando de quien se ríen es de Mahoma, la cosa es menos importante y la reacción del mundo islámico se considerara desproporcionada, fanática y un tanto medieval.  Ya se sabe que aquí se veneran más la raquetas que los crucifijos y los wasaps que los confesionarios.
Ahora le ha tocado el turno a Japón.  Tras un partido de fútbol, France 2 bromeó con que el portero nipón paraba mucho porque quizás tuviera cuatro brazos debido a una mutación motivada por los escapes radiactivos de Fukushima. Muy gracioso.
Por primera vez he leído reacciones de japoneses enfadados por algo. Mi amigo Keisuke se lamenta de que desde fuera se vea a los japoneses siempre como a gente gregaria, sumisa, eficiente y friki.  No hace mucho me preguntaba alguien si yo había visto en Japón a esas personas que se hacen operaciones en el cuerpo para deformárselo.  Le aclaré que lo que te sueles encontrar por las calles de Osaka, Kioto, Tokio, Kobe o Matsushima es, sobre todo, gente normal, agradable, simpática, tranquila casi siempre, dispuesta a ayudarte y a alabar tu país (en este caso España) y el hecho de que hayas tenido la deferencia de honrarlos con tu visita. Y lo dejo aquí, que ya me he extendido en otras ocasiones sobre este asunto.
Considero esta nueva broma un poco más cruel que la del dopaje por cuatro razones.
1.- A fin de cuentas la posibilidad de que los deportistas de élite se dopen no es tan descabellada.
2.- El odio franco-español cuenta con una larga tradición de siglos y en ese torrente queda diluido el incidente.
3.- Los japoneses no han hecho ninguna broma sobre los franceses (ni sobre nadie, que yo sepa).
4.- No se bromea cuando hay muertes y desastres de las dimensiones del 11 de marzo de 2011, que viví de refilón in situ.

A Francia le debemos mucho cultural y políticamente hablando (no quiero ponerme pedante con Montaigne, Voltaire, foie gras, Brassens, Gauguin...) así que, pasado unos días de la festividad de la virgen del Pilar, no voy a hacer ningún chiste antinapoleónico.
Solo les pido que recuerden aquello que dijo Pascal: "Las cuerdas que amarran el respeto de unos por otros son, en general, cuerdas de necesidad".

1 comentario:

Fina dijo...
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