Ahora bien, he de decir que una de las historias que se cuentan es un plagio (o una grandísima casualidad) de un relato de Yasutaka Tsuitsui que ya comenté hace unas semanas, con lo que ya van dos veces que este autor sirve como modelo demasiado cercano del neoyorquino.
Hemos de recordar al amable público que uno de los primeros trabajos de Woody Allen en el cine consistió en volver a doblar y a montar, añadiendo escenas nuevas, una película japonesa, Lily, la tigresa (What´s up, Tiger Lily) para convertirla en un disparate surrealista. Tras la transformación, los espías y matones se tiraban todo el tiempo tras la receta secreta de una ensalada de huevos cocidos.
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