24.1.12

Unas viejas ideas

MINIPRÓLOGO A ESTA ENTRADA:
Quienes no tengan el cuerpo para disquisiciones demasiado enjundiosas, que no sigan leyendo.

Volviendo hace unas semanas de Japón anduve unas horas deambulando por el aeropuerto Charles de Gaulle.  La oferta de revistas culturales que hay en cualquier tienda de esas que son medio papelería, medio librería, medio de ultramarinos, alimenta mi ya robusta hispanofobia.  No es que no vendan semanarios de los llamados "del corazón", es que al lado puedes encontrar cinco títulos distintos de arqueología, literatura, filosofía, historia de las religiones...
Hojeando (o *estanteando) encontré uno que me trajo lejanos recuerdos de aquellos tiempos en que inicié mi tesis doctoral.  Se trata de un monográfico dedicado al filósofo francés René Girard.
Este buen señor tiene una cuantas ideas muy simples y claras, pero, por eso mismo, muy efectivas.  No es que sus disquisiciones sean simples ni muy accesibles.  Sus ensayos rondan las trescientas y pico páginas y tienen títulos tan poco populares como La violencia y lo sagrado, La ruta antigua de los hombres perversosEl chivo expiatorio, Anorexia y deseo miméticoMentira romántica y verdad novelesca...  Es una gran mente al servicio de unas buenas pocas ideas.  Uno podrá estar de acuerdo con él o no, pero en Francia es un referente para todos los profesionales que intervienen en el número de la revista.
Los tres grandes ejes del pensamiento de Girard son los siguientes:
1.- La gente desea lo que desean otros.  La mímesis, la imitación, es el motor del comportamiento humano.
2.- La gente deja de enfrentarse entre sí cuando encuentra un chivo expiatorio.
3.- El violencia apocalíptica renueva el mundo.
Con respecto al primero se ha creado incluso un Asociación de Investigaciones Miméticas.  Pocos publicistas ponen en duda las ideas de Girard cuando utilizan a personajes de la vida pública para promocionar colonias, coches y pinturas de labios.
El mecanismo del chivo expiatorio, que él remonta a la tragedia de Edipo, se puede comprobar en las persecuciones antijudías de los nazis, islamófobas de la Europa actual o en el acoso escolar de los que son un poco "diferentes", desde el punto de vista físico o mental.
La violencia "limpiadora" es también una vieja idea del oscuro Heráclito ("La guerra es el padre de todas las cosas") y él mismo la ha aplicado a la obra de Shakespeare.  En la revista hay un pequeño estudio de la violencia apocalíptica y sacrificial en Apocalypse Now.


En fin, mi reencuentro con Girard en medio del aeropuerto ha resultado ambivalente.  Por un lado me ha recordado todo lo que sabía, había fichado y estaba dispuesto a utilizar en la investigación que nunca empezó.  Pero también me ha animado, porque en los años en que yo comentaba con la gente estas peregrinas ideas, muchos pensaban (algunos incluso lo decían) que se trataba de boutades de intelectuales franceses mal digeridas por españolitos pseudointelectuales.  Parece ser que, por lo menos la primera parte, no es cierta.  Girard es un modelo, un marco general para muchos otros pensadores y profesionales de la política, la publicidad, la ética, la filología y, cómo no, la filosofía.   Con respecto a la segunda parte, pues seguimos en las mismas.

Por cierto, aquellas revistas del "corazón" que están junto a estas del "cerebro" son precisamente una prueba más del deseo mimético del que habla Girard.  El personal quiere ser príncipe monaguesco, pop-idol o joven futbolista del brazo de modelo despampanante.

MINIEPÍLOGO: A los que hayan llegado hasta aquí leyendo, muchas gracias por su atención y disculpen las densidades.
POSTMINIEPÍLOGO: He aquí una noticia que abunda en el asunto del deseo mimético: http://www.elpais.com/articulo/gente/tv/Publicidad/encubierta/famosos/140/caracteres/elpepugen/20120130elpepuage_2/Tes

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