8.1.12

El joven lesionado

Para no ser más pesado con los elogios a Japón, a pesar de que van ya seis veces con esta última que lo visito (el agente de aduanas esta vez me dijo al ver el pasaporte: "You visit very much Japan"), resumo mis impresiones con una imagen, que vale a veces más, a veces menos, que mil palabras.
Un día me asomo al balcón y en los campos de deporte del instituto hay un grupo de estudiantes entrenando.  Dan vueltas en fila como calentamiento (supongo, porque hacía dos o tres grados y estaba punto de nevar).  Van perfectamente uniformados con su trajes blancos y sus gorras azules de béisbol.  Entonces me doy cuenta de que en el centro del campo está en el entrenador o profesor junto a un muchacho con dos muletas.  No hace nada.  Solo va girando conforme sus compañeros dan vueltas al campo.  No entrena.  Está lesionado.  Pero está igual de perfectamente uniformado.  Nada de quedarse en casa.  Nada de sentarse en la grada a contar batallitas de cómo se cayó de la bicicleta o esquiando en Sierra Nevada (es un decir).  Ahí está en el centro del campo, medio digno, medio avergonzado de no poder unirse al grupo.
Sé que las comparaciones son odiosas, pero podrían no serlo tanto. ¿Recuerdan el chiste de los tres españoles que están en el bar (dónde si no) y se encuentra a Jesucristo, que se lía a hacer milagros, y uno de ellos está de baja y le pide que no lo toque? Pues eso.
Aquí van algunas fotos de Kioto.
Puerta de pachinko.

Panorámica de la plaza de la estación de Kioto.

Aeropuerto de Kansai.

Exposición de fotografías sobre el tsunami en Arashiyama.

Casa nevada en los campos de deporte antes mencionados.

Parque del barrio.

Bar de copas soul en el centro de Kioto (Ponto-cho, Gion).

Torre de Kioto.

No hay comentarios: