En las terapias psicológicas y en la creación literaria las palabras son como anzuelos. Las lanzas a las profundidades de la mente, del alma, del inconsciente y cuando menos te lo esperas, enganchan un pez maravilloso que no sabíamos que llevábamos dentro, o una bota de soldado que dormía en el fango inmóvil de algún recuerdo lejano, o una bola de pelos que atoraba el fluir de la alegría. Por eso los psicoterapeutas y los escritores deben ser, como los pescadores, los lectores y los pacientes, pacientes.
1 comentario:
Veo que has transformado en poesía lo que en mí era sólo un flujo desordenado de pensamientos
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