Muchas risas echamos a cuenta de ese disfraz en el que derrochamos, sobre todo, papel de aluminio. Además, por aquello del neófito, nos lo colocamos una semana antes de tiempo y sólo estábamos cuatro gatos disfrazados por el pueblo. Por suerte las fotos de este evento están en tan mal estado que no se pueden traer aquí.
Este recuerdo me ha venido con la noticia de que un joven de aquel entrañable pueblo ha sido detenido por hacer apología del terrorismo al vestirse de etarra. Cosas veredes, amigo Sancho.
NOTA: se espera algún comentario del negro.
2 comentarios:
Sí, sí, nuestro montaje no estuvo mal, pero qué que me dices de esos cavernicolas medinasidonenses que, para alivio nuestro, por confirmar que efectivamente alguien más estaba de carnaval, nos encontramos en la plaza del mercado. Ni en los peores tiempos del KKK, como negro hablo, llegué a sentir el escalofrio que me recorrió la espalda en el momento de salir por la puerta de la casa y encontrarnos con aquellos ojos escrutadores e incrédulos de nuestros vecinos, habida cuenta de que no había posible vuelta atrás.
Ah, por cierto, agradezco la imposibilidad de publicar foto alguna del suceso y la ausencia de comentarios acerca de la posterior fiestecita nocturna en aquel bar de copas, bailes incluidos, y del lamentable aspecto del negro a su regreso a tierras malagueñas.
Publicar un comentario