
Para desgracia de los apocalípticos, no todo es tan fácil como un rayo fulminante celestial. La vida es larga (casi siempre) y complicada y no la podemos simplificar y acomodar a nuestras expectativas con un deus ex maquina cualquiera, sino aportando cada día un cuarto de paciencia, otro tanto de amor y una pizca espolvoreada de inteligencia. El resto de la receta queda al libre albedrío de los comensales.
El sentido de la vida, si es que tiene alguno, ya lo explicaron los Monty Python hace años en aquella memorable película.
Y por si acaso acaban crucificándonos de una vez por todas, no olvidemos silbar desde el madero
Always look on the bright side of life (mira siempre al lado brillante de la vida).
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