Cada nación tiene su día, el día en que se celebra a sí misma como tal y se mira el ombligo y se pone eufórica y se levanta a las tantas y saca lustre a los tanques (y a pasear a las cabras) y se va a comer a un restaurante atestado en el que nunca te ve el camarero...
En Francia, el país de la razón y la elegancia, conmemoran el brutal, furioso y descontrolado asalto a la Bastilla. En Estados Unidos recuerdan cuando se liberaron del yugo inglés y pasaron a temer las flechas indias. En Italia celebran un referéndum que optó por la República frente a la monarquía. Los británicos carecen de día nacional (y de equipo de fútbol, rugby...), pues celebran cada uno el de su propia "nación": los ingleses, San Jorge; los escoceses, San Andrés, and so on. En Japón es el día de la coronación del primer emperador, que tuvo lugar el 11 de febrero del año... 660 a.C.
En España no podemos celebrar la creación de una nación por varias razones. La primera es que no hay una fecha exacta para marcar en el calendario. España se hizo a base de matrimonios, batallas, anexiones y acuerdos que se prolongaron a lo largo de casi mil años (desde Covandonga hasta 1512 en que se unió Navarra). Además, todavía hay muchos que no tienen claro que España sea una nación o patria común, digan lo que digan los que sí lo tienen claro. Celebrar que todos somos españoles (y que estamos encantados de habernos conocido: Artur Mas y Griñán, Otegi y Mayor Oreja...) puede parecerse a esas fotos de familias mal avenidas, en las que todo el mundo se ríe sin ganas y está deseando que salte el flash.
Seremos de los pocos países del mundo que celebra su identidad basándose en un hecho más o menos fortuito, que ocurrió a miles de kilómetros o millas de la patria propiamente dicha. Cierto que ese descubrimiento tuvo unas repercusiones incalculables, pero en mi modesta opinión, no creo que sea el momento de nuestra historia del que debamos sentirnos más orgullosos. Íbamos a la India y tropezamos con los indios. Fue más un error de cálculo que una proeza militar y/o social. Un poco más (o un poco menos) y no tenemos fiesta nacional, o tendríamos que haber inventado otra.
Propongo alternativas:
Propongo alternativas:
-18 de octubre (1469): boda de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.
-7 de octubre (1571): batalla de Lepanto, "la más alta ocasión que vieron los siglos" (Miguel de Cervantes, marino herido, recaudador de impuestos y escritor tardío).
-19 de marzo (1812): primera constitución democrática.
-24 de febrero (1981): fin del golpe de estado.
-11 de julio (2010): campeonato del mundo de fútbol.
Otra opción es que liguemos la fiesta a la onomástica y, siguiendo la estela del U.S.A. Independence Day, nos pongamos el pañuelo, el fajín y las abarcas y dancemos jotas con la virgen que no quiere ser francesa, que quiere ser capitana...
1 comentario:
Las dos primeras opciones no me gustan nada, nada, nada.
El Comentador de Ocaña
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