Que pudiéramos morir
como en primavera
las flores de cerezo
puras y brillantes.
Matsuo Basho (1644-1694)
CONSEJO VITAL
Como a estas alturas
comienza ya a preocuparte
el otrora tan lejano, tan ajeno asunto,
me regalo y te regalo un buen consejo:
procura morir en primavera.
Que el último día de tu existencia
amanezca adornado
por fragancias y brisas tibias.
Que en tu entierro
luzca un sol tibio y amable,
que una orquestina de grillos
marque el paso de tus deudos
entre arriates recién regados.
Que abejorros desvergonzados
zumben bajo las pamelas
de tu antiguas amantes.
Que ninguna tormenta
sacuda los corazones más o menos contritos,
que ninguna niebla,
ninguna nevada
impida el acceso al camposanto
de los coches recién adquiridos de tus viejos amigos.
Que la noche que te velen
huela a espliego y mejorana,
y los dolientes desempolven
consabidas consignas consolatorias,
mientras las salamanquesas
esperan junto a las farolas a la incauta polilla.
Aunque a esas alturas
poco te incumba a ti
tu propia muerte y sus aledaños,
procura morir en primavera.
Así tu ausencia será más leve
entre tanta vida.
Ángel Montilla
(1965-?), A estas alturas.
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