En agosto estuve dando una charla que titulé "Andalucía, pasado y presente" en Nishinomiya, entre Osaka y Kobe. Hablé de todo un poco: del lince ibérico, del wad al-kabir o el río grande (les encantó ver cómo se escribe en árabe, con el arte que tienen ellos en la cosa de la caligrafía), de Lorca, del 30% de paro, de Averroes, de Banderas, de Doñana, de la trimilenaria Cádiz, del pan de higo (probaron incluso uno que llevé), de las células madre, del flamenco, de Tartesos, de Torrijos, de las torrijas, de Picasso, de Juan Ramón Jiménez, de mi hermano El ambidiestro, de la Pepa de Cádiz y de Clint Eastwood de Almería. Evité el tópico y la autodenigración y ensalcé los momentos ensalzables y los esfuerzos de gran parte de lo profesionales andaluces actuales en las artes y las ciencias.
Hace unos días vi y oí a un señor político de la Comunidad de Madrid que denostó la sanidad y el sistema educativo púbicos andaluces. Dijo poco más o menos que nadie iba a operarse a Sevilla ni a estudiar a la Universidad de Málaga. Menos mal que el periodista madrileño que dirigía el programa (José Miguel Monzón Navarro, a. Gran Wyoming) le replicó con datos y humor sarcástico suficientes.
En ese momento me vino a la cabeza el contenido de lo que conté en Japón y me pareció totalmente injusto el veredicto politizado. Además recordé que yo, licenciado por la UMA, había sido invitado por un club de estudiantes japoneses de español, gracias a que una también licenciada por la UMA (corresponsal de este blog en Kioto) está contratada por una de las más prestigiosas universidades de Japón en la enseñanza de lenguas.
Y así me quedé, medio perplejo, medio cabreado, medio orgulloso. Luego, influenciado sin duda por el talante nipón, se me fueron pasando el cabreo y la perplejidad y ya sólo me quedó la alegría y el orgullo de haber podido reivindicar Andalucía en la otra punta del mundo y de estar casado con una corresponsal que nos representa tan dignamente a todos tan lejos. Tan lejos que cada vez que voy a verla me cuesta un pico de euros y un dolor de cuello aeronáutico.
2 comentarios:
Domo arigatoo gozaimasu.
Tú lo has dicho (escrito): "y casi insultó la sanidad y el sistema educativo púbicos andaluces". Posiblemente sea una cuestión de higiene.
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