Sin embargo, la ineficacia europea he empezado a sentirla ya en el avión de Alitalia, en el que hemos estado esperando dos horas exactas a que arreglaran el suministro de agua de los servicios. Los japoneses han dado otra muestra de civismo y tranquilidad en esta ocasión. Luego en Roma,... bueno no ha estado tan mal como podría esperarse: malas caras, chulería policial y en las tiendas... lo de siempre.
Pero en España ya se ha manifestado claramente la ineptitud. Un desastrado trabajador de los equipajes se dirige a mí de manera displicente y me pregunta qué hago en la zona de salida de maletas que llegan de países no comunitarios. Pues eso precisamente, esperar unas maletas de países extracomunitarios. Me dice que no, que vaya a la cinta con los italianos. Como me temía, he estado un rato esperando y las maletas al final han salido por donde tenían que salir. No obstante he perdido veinte minutos de una cinta a otra como un tonto, o un español, o un consumidor, o un contribuyente o lo que sea que seamos los que en estas tierras moramos.
No me den la bienvenida, gracias.
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