En esta novena ocasión los desencuentros han empezado como otras veces, y para que no me llamen traidor a la patria, en el aeropuerto Charles de Gaulle y sus ecos llegaban hasta la mismísima Osaka.
Al ir a facturar, me dicen que no me pueden dar la tarjeta de embarque del vuelo París-Málaga. Es la primera vez que me pasa, pero bueno, no es tan grave.
Ya aquí, en el control de pasaportes hay un solo policía (¡uno!), mientras que cuando llegué allí había diez. En este caso nadie podrá achacar el caos al trabajador.
Ninguno de los viajeros que teníamos enlace con ese vuelo teníamos tarjeta. Nos tuvimos que poner todos a hacer cola, como si hubiéramos estado en Disney o comiendo ostras junto al Sena.
La improductividad de las limpiadoras es proverbial. Pasean muy lentamente de papelera en papelera mientras hablan con sus hijos, maridos, padres o amantes con el móvil oculto en un bolsillo del uniforme. Cuando iba al aseo, me encontré en la puerta una tertulia de cuatro personas que impedía el acceso, (una limpiadora con su carro bicúbico, dos "jefas" y un señor apático o hipotenso prácticamente tirado sobre los mandos de una de esas máquinas enormes y ruidosas que limpian el suelo) comentando, con distintos acentos del francés, banalidades sobre fiestas y permisos.
Y mientras tanto en Japón ¿qué pasa? Nada. Simplemente lo que se supone que tiene que pasar. Nada más. Nada extraño. No hay gente vestida de anime por la calle, ni samuráis, ni ninjas, ni robots haciendo la colada... (geishas sí se pueden ver en el centro de Kioto). Aquello es una pura decepción para los frikies, quienes al final descubrirán (supongo) que lo frikie es esto (y no aquello, como en aquel cuento de Borges de los dos que soñaron). Lo extraño es que aquí pase lo que pasa (por suerte no siempre) y más incluso que tomemos como normal la incidencia y el escollo.
Todo esto me recuerda un artículo magistra de José Pérez que a continuación les enlazo.
http://www.mimesacojea.com/2013/01/10-cosas-que-en-espana-parecen-normales.html
Ya les contaré algún detalle del viaje, pero sin abusar, que algunos y algunas dicen que me pongo muy denso y pesado, como una limpiadora de Charles de Gaulle.
Aeropuerto Charles de Gaulle anoche. La foto es rarita, porque juega con las luces de las pistas y las reflejadas en la cristalera. |
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