26.1.13

Minicrítica cinematográfica

Dada mi afición aeronáutica vital y literaria, me sentí movido ayer a meterme a ver la película El vuelo.
Creía que iba a ver una de aviones y meideis y no fue el caso.  Estos desaparecieron prácticamente en el minuto veinte  Luego pensé que iba a ver una trial movie, con abogados levantándose y abrochándose la chaqueta para dirigirse al jurado, pero eso consumió cinco o seis minutos.  Y al final descubrí que la película trataba sobre una antigua pregunta que atormentó a Odiseo y a Gregorio Samsa, aquel comercial que se levantó una mañana transformado en un horrible insecto: ¿quiénes somos?  Para sostener semejante abstracción el guion se vale de otros temas más manejables, como la ética, la verdad, el alcoholismo, etc.
En resumen, una buena interpretación de un fondón Denzel Washington en una película con varios momentos de atonía argumental, otros tantos de diálogos inteligentes y tres apariciones fulgurantes y divertidas de John Goodman, aquel comercial que almacenaba cabezas cortadas en una habitación de hotel en Barton Fink.
Me gustó que, a pesar de la lentitud y carácter reflexivo de la película, el cine estuviera lleno y la mayoría del público saliera satisfecha, a pesar de que no hubo ni una persecución y ni una explosión de coche en descampado.  Un poco de sexo y un poco más de drogas y vodka es lo que la acercaba a ser una película más comercial.
No apta para ex-toxicómanos, ex-alcohólicos, ex-fumadores, exaviofóbicos y "exes" en general.

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