Unas horas antes de partir de nuevo hacia oriente, quiero reseñar el último libro que he leído. Se titula Religions of the Silk Road y su autor es Richard Foltz. Se trata de un repaso de diverso interés a todas las religiones que pulularon por la famosa ruta de la seda, que unía China con Persia y Persia con Bizancio y Roma... Hay muchísimos datos de interés acerca de la mezcolanza y la convivencia de judaísmo, cristianismo nestoriano, cristianismo occidental, budismo, taoísmo, islam, zoroastrismo y maniqueísmo. Folks insiste mucho en la multiplicidad, en la hibridación, que hacía que a veces se tuvieran por cristianos a los maniqueos o que se confundieran taoístas con budistas o a éstos con cristianos. Habla también de la permisividad mongola, a la manera romana, que permitía a cada etnia practicar su raza, y del interés de algunas dinastías chinas por todo lo exótico y occidental.
Resulta un panorama muy interesante, que disuelve las fronteras dogmáticas y que, como dice el autor en el último capítulo, nos puede servir de modelo en este mundo nuestro glogalizado.
Se puede decir, y permítaseme el chiste, que, salvo raras excepciones, las relaciones interreligiosas en la ruta de la seda iban como la seda.
Ese hilo de caminos, con sus comerciantes, sus monjes, sus embajadores papales y sus sabios itinerantes es el que voy a seguir desde el cielo dentro de un rato. Aunque quizá al comandante de Air France le dé por subirse al Ártico por aquello de que la Tierra por arriba es más estrecha, como buena esfera, más o menos achatada, que es.
1 comentario:
Yo tuve el honor de estar en el centro de esa ruta de la seda, justo en Bujara y Samarcanda, donde abundaban, fíjese vd., los árboles de morera. Anécdotas de aquellos lares tengo a porrilo. Lástima que no haya traducción del libro, ni yo tiempo para leerla.
El comentador de Ocaña
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