Nuestro universo digital (como el otro, el no e-universo) se expande: blogs, enlaces, correos, redes sociales, foros, portales, periódicos... A poco que le dediques un minuto a cada uno, ya has ¿perdido? ¿invertido? veinte al día. Quizá lo que más atrape al internauta sea el correo electrónico. Las redes sociales se visitan o se dejan de visitar, los blogs y páginas de interés, lo mismo. Pero los correos te los mandan para que los contestes o entres en los enlaces que te adjuntan y luego los comentes. Por este motivo se ha creado una página llamada five.sentences.com que ofrece un servicio para que no se puedan enviar correos de más de cinco frases u oraciones. No sé cómo funciona, ni cómo lo hace la máquina, pero lo que busca es convertir el correo en una especie de Twitter: o resumes o te callas, que no tenemos tiempo para escuchar tu peroratas. Para eso ya están Balzac, Murakami o los políticos.
Llegan los tiempos de la magnofobia, de huir del rollo, de la letanía, del discurso, de la arenga. Fidel Castro está muy viejito, el abuelo Cebolletas es historia y el personal no tiene tanto tiempo (o no quiere regalarlo al primero que coja el micrófono) para reír tus gracias, confirmar tus opiniones o refutarlas.
Así pues, hago propósito de enmienda y de aquí en adelante puedo prometer y prometo no extenderme mucho en las entradas del blog. También he decidido no enviarlas por correo a unas cuantas (poquísimas) personas que soportaban hasta ahora en la bandeja de entrada las ocurrencias que van poblando este Monte Coronado. Tampoco las colgaré en mi Facebook personal, sino tan solo en la página del blog de esa red social. En Twitter sí seguiré, ya que por su naturaleza torrencial, le importará muy poco a muy poca gente.
Y termino, que se hace tarde y hay muchas flores que oler, muchos tomates que plantar, muchas bicicletas que engrasar...
1 comentario:
Muy bueno. Aunque precisamente tus textos no son los que se tienen que reducir, más bien ampliarse. El que no quiera leerte, que no te lea, por eso estoy de acuerdo con tus nuevas medidas. Pero, por favor, no reduzcas tus comentarios. ¡Anda!, ¿me habré pasado de cinco líneas?
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