1.- Una vez más este pueblo está demostrando su capacidad de sacrificio y civismo ante todo el mundo. Hay gente que ha jugado a comparar la actitud japonesa ante el desastre con una eventual catástrofe en España. Esta similitud no me parece interesante. Ya me imagino las diferencias sin hacer un gran esfuerzo. La situación que sí es cuantificable es la del huracán Katrina, ocurrida en otra gran potencia, motor de la cultura y el progreso humanos. El caos, el desamparo y la violencia que vivieron los habitantes de Nueva Orleans no se ha visto, ni se va a ver en Japón. Aquel estadio repleto de personas dejadas de la mano de Dios, en el que cada noche se oían disparos es inconcebible en el país del zen y la ceremonia del té.
2.- La crisis nuclear que ha acarreado la central de Fukushima ha destapado de pronto y de nuevo la polémica sobre esta energía. Simplemente porque todos se han hecho la misma reflexión: "Si los japoneses no pueden controlar el asunto, ¿cómo vamos a controlarlo los demás?".
3.- Antes de que saliera mi avión el viernes, me impresionó ver en televisión esta imagen de la gente esperando paciente y ordenadamente para llamar por teléfono en unas cabinas de las estación de Shinjuku.
No hay comentarios:
Publicar un comentario