20.3.11

El éxtasis de las paradojas


Las paradojas están elevándose a la enésima potencia y amenazan con estallar y provocarnos una irreversible pérdida de masa encefálica.
Hace años Gadafi era un perverso terrorista que hacía explotar aviones sobre nuestras civilizadas cabezas. Luego fue una especie de socialista loco que paraba los pies a los malvadísimos integristas islámicos. Acampaba con sus jaimas en nuestros palacetes y todo era algo exóticamente soportable. Luego vino la e-revolución de Túnez y Egipto y volvió a ser un tirano execrable. Pero nadie hizo nada (serio). Y cuando el sátrapa del petróleo iba a acabar con el 68 árabe, llamamos a la caballería y allá que vamos a bombardear quirúrgicamente. Entonces surgen los "escudos humanos", que viene a querer decir "gente que no quiere que le tiren bombas desde aviones o barcos lejanos".
Y las izquierdas dicen que no, que no podemos ir por ahí derribando dictaduras a posteriori. Y casi parece que la apoyan, como Ortega y Chávez.
Y los chinos dicen que tampoco, que solo ellos pueden entrar con tanques en las plazas.
Y las derechas dicen que se acabó, que no podemos permitir que ese señor cuya mano estrechaban hace unos días machaque a su pueblo. Otros sí, pero este y ahora no.
Y se permite entrar en Bahréin a las tropas saudíes para sofocar una revuelta como la de Libia.
Y el centroderecha alemán se hace ecologista de la noche a la mañana, electoralmente hablando.
Y Japón llora, pero no lo vemos (lástima para los difundidores de morbo). Y la gente huye en desbandada de Tokio, pero es mentira, es una foto de trabajadores entrando en el metro.
Y la energía nuclear es mala, pero "más malo es robar" petróleo a cañonazos, o pagarlo.
Y Zapatero se niega a bombardear Bagdad, pero no Trípoli.
Y así las cosas, quizá ha llegado el momento de empezar a asumir que la paradoja es la única ley vigente en el universo humano y acostumbrarnos a vivir con ella, con paciencia, aceptándola, comprendiéndola, acariciándola por las noches, amándola si hace falta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno. ¡Qué bien poder disfrutar de tu escritura! Sigue sorprendiéndome.