Maldita mariposa

Oigo una cuña de autopublicidad radiofónica. Sobre un fondo de música estresante, rimbombante y estridente dice el locutor que el aleteo de una mariposa en las islas Fidji (por poner un ejemplo) puede provocar un cataclismo en Canadá (por poner otro). El mundo está globalizado, la información es total, todo cambia vertiginosamente, cada noticia puede ser crucial. ¡A las barricadas! Si no estás informado, tu vida corre peligro. Moraleja: oye nuestros informativos, en caso contrario un tren descarrilará en Uzbekistán y provocará que te caiga sobre la testa un tiesto de geranios mientras caminas por la calle. Nunca se sabe.

Entonces me paro a pensar (qué hermosa esa expresión, pararse a pensar) y me digo que si bien el zureo de las palomas en Namibia podría desencadenar la caída de la bolsa de Frankfurt o que le dé una peritonitis a tu cuñado, lo más seguro es que eso no ocurra y que podamos vivir ignorantemente felices del 90 % de las supuestas noticias cruciales. Y como dijo Fray Luis, "tendido yo a la sombra esté cantando", más atento al zumbido de las abejas y moscas bajo la parra, que al tímido y amenazador aleteo de una mariposa en las islas Fidji, por seguir con el ejemplo.

CONTRADICCIÓN DETECTADA: No se puede decir que "pararse a pensar" es una hermosa expresión y escribir esto también.