Entre el cúmulo de actividades, reuniones, excursiones, incursiones, informes y sanciones, apareció hace unos días por mi centro un visitante de aspecto exótico, que portaba una gran maleta de viaje con ruedas. Entró, nos saludó, hizo unas fotos a unos paneles que habían pintado los alumnos con motivo de su visita y se dirigió al salón de actos, donde dio su charla, traducida del inglés por una compañera. Luego me lo presentaron y días más tarde el compañero Jesús Relinque nos transmitió sus bendiciones, que este hombre le había dado para nosotros.
Pues bien, resulta que el reverendo Ilukpitiye Pannasekara es algo así como el monje budista más importante de toda África, una especie de Papa budista negro.
Me pareció una persona muy amable y en los pocos instantes que estuve con él me cogió con sus dos manos y me miró de una manera que transmitía serenidad y alegría.
Me pareció una persona muy amable y en los pocos instantes que estuve con él me cogió con sus dos manos y me miró de una manera que transmitía serenidad y alegría.
A pesar de eso, yo seguí con mis quehaceres estresantes y no capté verdaderamente la importancia de esta persona.
Como antes de irse me dio una tarjeta, lo he googleado y esto es lo que he encontrado sobre él.
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