"Un maestro zen señaló lacónicamente a un estudiante que llevaba cierto tiempo hablando acerca de teoría zen:
--Tienes demasiado zen.
--Pero ¿no es natural que un estudiante zen hable de zen? --preguntó el estudiante, perplejo--. ¿Por qué odia hablar de zen?
--Porque --replicó lacónicamente el maestro-- ¡se me revuelve el estómago!"
Hay momentos en los que me siento como el maestro zen, sobre todo cuando se habla de temas de los que, por motivos más o menos profesionales y/o personales, estoy ahíto, tales como lengua, literatura, mis poemas, la decadencia educacional de la juventud contemporánea, la calvicie o alopecia, la edad, la política en España, el tiempo (atmosférico y cronológico), el efecto invernadero (calentamiento global), Dios o el supuesto efecto nocivo de las redes sociales cibernéticas, del Actimel o de las siestas de más de un hora y media.
2 comentarios:
Estoy totalmente de acuerdo. Por cierto, la foto es fresca y tranquilizante. A mí me dan ganas de vomitar cuando oigo el adjetivo "bonito" o "interesante"
- ¿qué negocio pondría un japonés en España?
- Un todo a zen
El comentador de Ocaña
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