1.8.11

Aclimatación

Una vez pasado casi un mes en esta tierras, empieza a manifestarse el fenómeno de aclimatación. No es que ya no me llamen la atención muchas cosas, es que resulta cansado apuntarlas y más aún contarlas. Además está la paciencia de todos ustedes, que no es infinita.
Paseo con mi bici por el barrio y otras partes más alejadas y en todos lados se manifiesta la cordialidad y el civismo de estas gentes. Algún fin de semana se oyen coches y motos estridentes, que desentonan totalmente con el resto del ambiente y que apagan el cada vez más cargante sonido de las chicharras, de las que hablaré en otra ocasión.
En paralelo a mi aclimatación avanza mi conocimiento del japonés, aún muy precario. Ya soy capaz de entender algunas (pocas) frases completas y también estoy en la fase en al que sé de qué están hablando las personas por la calle, en el metro o en la tele. Más lentamente evoluciona mi competencia lecto-escritora. Entre los dos silabarios y la ensalada de kanjis, pues la cosa está muy complicada.
También estoy ampliando mi conocimiento de la literatura japonesa y de la filosofía antifilosófica zen. He leído algunos libros al respecto y ya los comentaré.
Ahora les dejo, que tenemos alarmas generales de terremotos. Es otro síntoma de mi aclimatación, que puedo seguir escribiendo cuando la tele empieza a pitar y se cortan los telediarios para dar datos y alertas.

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